Se le ocurrió que después de tantas clases ya podría hacer su autorretrato. Con sus útiles de dibujo, se sentó en la habitación, frente al espejo. Horas después, terminó con una cara que se parecía mucho a la de ella. Satisfecha, colgó el retrato en la pared y se fue a dormir.
La mañana siguiente, mientras se vestía, el dibujo le llamó la atención: era igual a ella. Se observó en el espejo, su rostro había cambiado. Con un nudo en el estómago, arrancó el retrato y lo borró. Cuando volvió a mirar su reflejo, no vio nada.
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