El aumento de los subsidios estatales para comprar vehículos eléctricos en algunos países europeos ha llegado al punto en que en Alemania puede ir a un concesionario, firmar un contrato de arrendamiento de dos años y conducir en un Renault Zoe eléctrico de forma gratuita , con el costo de el depósito y el pago mensual de 125 euros cubiertos por la subvención, que se duplicó recientemente. Tendrá que asegurarlo por separado y pagar un poco más si quiere conservarlo después de dos años, pero sí, sus ojos no lo engañan y no hay trampa, en Alemania la publicidad engañosa está sujeta a fuertes multas: es Un coche eléctrico, gratis .
Como era de esperar, la empresa que lanzó la oferta, König, ha sido avalada con miles de solicitudes de información y con más de trescientos contratos ya firmados (debido a la falta de personal), dice que no puede satisfacer la demanda en el corto plazo.
Algunos distribuidores ofrecen otros modelos eléctricos, como el Mini Cooper SE, por unos 26 euros al mes, con un BMW i3 por 115 euros . El pequeño Smart EQ en otro distribuidor alemán, CarFellows, cuesta € 9.90 euros por mes.
Otros países europeos también han aumentado los subsidios para los autos eléctricos: en Croacia, € 11,800; en Rumanía, 11.100 €; en Alemania y Polonia, € 9,900; en Francia, € 7.700.
¿Qué está haciendo otros países? Continuar subsidiando vehículos diésel y de gasolina, convirtiéndolo en un vertedero para automóviles que otros países no pueden vender.
Para los fabricantes de automóviles, poner vehículos eléctricos en la carretera es esencial para anticipar el cambio en los estándares de emisiones el próximo año, cuando la Unión Europea establecerá un límite de 96 gramos de dióxido de carbono por kilómetro en vehículos nuevos, o impondrá fuertes multas. En los Países Bajos, donde Amsterdam ha prohibido la circulación de automóviles no eléctricos a partir de 2030, el fondo de 10 millones de euros creado para financiar la compra de vehículos eléctricos se agotó en solo ocho días.
Aunque no está sucediendo tan rápido como debería, y menos en los países de Latinoamérica o los países más pobres. La descarbonización del transporte está avanzando del otro lado del charco, y los vehículos diésel y de gasolina pronto serán piezas de museo, lo cual es correcto, dado que son esencialmente envenenadores del aire.
En muy pocos años, desde mediados de esta década, los vehículos eléctricos serán mucho más baratos de comprar y operar que los vehículos de combustible fósil (en muchos casos, si tenemos en cuenta el costo de la electricidad en comparación con el diésel o la gasolina y los costos de mantenimiento, ya lo son. A partir de ahí, por supuesto, el mercado despegará, incluso sin subsidios gubernamentales.
Fuente: E. Dans - Forbes.com