Tusquets también ha sabido rescatar sabiamente a clásicos universales. Esta semana hemos conocido Guisantito y yo dos preciosos libros publicados con exquisita dedicación por esta editorial, El ruido que hace alguien cuando no quiere hacer ruido, de John Irving, y el título que nos ocupa hoy, La manta de Jane, del dramaturgo Arthur Miller.
No puedo dejar de nombrar las preciosas ilustraciones a tinta del dibujante Al Parker. Tiernas y llenas de detalles cuentan como único color la presencia rosa de la mantita de Jane, toque que sin duda envuelve a todo el libro con una atmósfera donde el objeto queda como centro de todo interés.
Quien más quien menos todos hemos tenido de niños ciertas dependencias con objetos o rituales que nos consolaban en las noches de fantasmas o en la íntima soledad de los miedos. Como Jane yo acudía de niña a un muñeco con el cuerpo de trapo y la cara de plástico. Su pelo de lana amarilla y su expresión sonriente me acompañaban al menos la primera parte de las noches (solía acabar siempre el sonriente Pufy a más de dos metros de mi cama). No daré demasiados detalles del viaje en que mi hermano descuajeringó su brazo para siempre con la ventanilla del coche, pero sí diré que a pesar del tiempo ese recuerdo sigue llenándome de rabia (grrrrrrrrrrrr).
Por cierto, ahí va una noticia que conocimos ayer: ¡Guisantito pesa ya un kilo! Va grande el tío.
Banda sonora: My funny Valentine, por Chet Baker