¿Avaricia o locura?

Publicado el 16 abril 2013 por Pecados Capitales @PecadosCap

Yo sigo dándole vueltas a esto de la avaricia y los avaros y no deja de sorprenderme hasta qué punto algunas personas son capaces de llegar con tal de aumentar sus posesiones y no gastar para que su fortuna no disminuya; lo que me hace pensar, que en muchos casos, la avaricia no es más que un síntoma de alguna psicopatología que necesitaría tratamiento para llevar una vida plena y sana. Y si no, seguid leyendo...
Henrietta 'Hetty' Green nació en 1835, y fue la mujer más rica del mundo allá por los años 1800. Murió con dinero en efectivo y posesiones con un valor de más de 100 millones de dólares (cerca de 2000 millones de dólares, unos 1500 millones de euros de los de hoy en día), pero durante su vida, se negó rotundamente a ayudar a los más necesitados, incluso si eran miembros de su familia. Su hijo se rompió una pierna de niño, y ella se negó a pagar el tratamiento, y en cambio, intentó que lo aceptaran en un hospital gratuito para los pobres. Por estas razones, el Libro Guinness de los Récords la ha incluido como la persona más miserable de la Historia y además, debería estar también como mala madre...

J. Paul Getty hizo su fortuna durante la Gran Depresión, y tuvo intereses en unas 200 empresas, incluyendo la Getty Oil Company. En 1966, el Libro Guinnes de los Records le nombró el ciudadano privado más rico, y cuando murió en 1976, contaba con una fortuna de unos dos mil millones de dólares de la época (repito, “de la época”, ahora serían muchos más y eso que yo ya me apañaba con los dos mil millones de dólares, por lo menos me daban para acabar el mes...). Pero Getty era un rácano de campeonato, que incluso tenía un teléfono de pago instalado en su mansión inglesa. También se hizo famoso por no pagar un chantaje de 17 millones de dólares por su nieto adolescente, que había sido secuestrado en Roma en los 70. Después de negarse a pagar, los secuestradores mandaron una oreja del chico por correo a un periódico. Al final, Getty acordó pagar un rescate reducido a 2.2 millones de dólares. Está claro que esta gente no debería tener descendientes.
 
El político inglés John Elwes es conocido por ser la base que inspiró a Charles Dickens para crear al avaro más famoso de la historia de la literatura, Ebenezer Scrooge, de su obra 'A Christmas Carol' (Un cuento de Navidad). Elwes, miembro del Parlamento Británico, nació en 1714, y disponía de una fortuna de unos 390.000 dólares de la época (unos 28 millones actuales, 21 millones de euros), pero vivía como un pobre. Llevaba la ropa raída, harapos y se iba a la cama cuando caía la noche para evitar gastar dinero en velas, mientras que su casa se caía a su alrededor y era una ruina. Murió con muy pocas posesiones, pero dejó su fortuna a sus dos hijos nacidos fuera del matrimonio (y estos aún están dando palmas de alegría...).
El fundador de IKEA, Ingvar Kamprad, es una de las personas más ricas del planeta, con una fortuna estimada en seis mil millones de dólares. Pero el empresario sueco cambió su residencia al paraíso fiscal de Suiza en los años 70, conduce un Volvo de hace 15 años, vuela en clase turista y recicla las bolsas de té (¿¿¿¿eeehhhh????). Este excéntrico personaje de 85 años es también conocido por visitar el restaurante del IKEA de su ciudad, para comer un menú barato de albóndigas y patatas cocidas (como diría el otro: “eres muuuuuu tonnnto”).
 
Los excéntricos hermanos Homer y Langley Collyervivieron juntos en su casa desde su infancia en Nueva York hasta sus muertes. Los dos, de buena familia, tenían miedo de los intrusos y se convirtieron en reclusos en su propia casa a medida que envejecían. Taparon las ventanas y pusieron trampas para evitar robos. Les cortaron el agua, la electricidad y el gas, ya que no pagaban las facturas. Cuando murieron en los años 40, se encontraron 130 toneladas de basura y cachivaches en la casa, además de armas y munición. Sus posesiones fueron valoradas en unos 91.000 dólares, al cambio actual, 1.2 millones de dólares (unos 900.000 euros). Definitivamente, lo que más necesitaban estos hermanos era un psiquiatra a jornada completa.
Oliver Cromwell,comoCaballero Protector de Inglaterra, Escocia e Irlanda durante el siglo XVII, la miseria de este personaje afectó a la vida de millones de personas. En 1647, lideró el movimiento puritano que intentaba prohibir las Navidades, y convertir esas fechas festivas en una estricta celebración religiosa. En Londres, se dio poderes a los soldados para confiscar todas las comidas especiales para Navidad, árboles navideños y cualquier tipo de decoración, además de prohibir los villancicos (¡¡cabrón!! y perdón por el exabrupto, pero es que no me quedaba otra). Estos tiempos tan tristes duraron hasta que Cromwell fue derrocado en 1660 (ya estaban tardando).
El noble Ephraim Lópes Pereira d'Aguilar nació en Viena, pero creció en Londres. Se convirtió en Barón a la muerte de su padre, en 1759, y heredó una gran fortuna. Durante un tiempo vivió con 20 sirvientes en los Broad Street Buildings londinenses. Pero poco a poco se fue convirtiendo en un personaje excéntrico y miserable, cambiando una vida de lujo, la mansión y el resto de casas palatinas que poseía por otra vivienda más modesta. Antes de su muerte, escondió su fortuna secreta de 315.000 dólares en torno a su modesta casa, para que sus hijas tuvieran que encontrarla (siento ser tan ordinaria, pero tengo que repetir insulto: ¡¡cabronazo!!).
Andrew Carnegie era notoriamente roñoso pese a tener una fortuna de unos 3.000 millones de dólares al cambio actual. Este empresario escocés, que nació en 1835, emigró a Estados Unidos cuando era joven y consiguió amasar toda su fortuna en la industria del acero. Y según se hacía muy rico, comenzó a ser conocido por su racanería, e incluso una vez dejó un centavo como propina por una comilona (bueno, menos da una piedra...). Al final de su vida se convirtió en un filántropo, y donó millones para conseguir la paz mundial y para la investigación científica, fundando además más de 3.000 bibliotecas por todo Estados Unidos y el resto del mundo. Al bueno de Andrew debió de visitarlo el fantasma de las navidades pasadas, así que lo voy a perdonar porque finalmente consiguió redimirse y dejar un legado imperecedero para la humanidad.
Alucinante, el gran maestro italiano del Renacimiento, Miguel Angel, vivió toda su vida como un mendigo, a pesar de ser muy solicitado como pintor y escultor, incluso estaba mejor pagado que el Papa de la época, Julio II; pero vivió en la más absoluta miseria. A su muerte, en 1564, dejó un patrimonio por valor de 50.000 florines (aproximadamente unos 55 millones de dólares en dinero de hoy), convirtiéndose en el artista más rico, por encima incluso de Leonardo da Vinci o Rafael. Qué mal repartido está el mundo. ¡¡Cuántos artistas han muerto en la indigencia y el tonto de Miguel Angel lo hacía a propósito!!. Ver para creer...
Cuando Wellington R. Burt(otro cabronazo, ya lo veréis), falleció en 1919, a los 87 años, era uno de los hombres más ricos de América, con una fortuna estimada de 100 millones de dólares de la época. Pero el multimillonario avaro no quería que su familia se hiciese con su dinero, así que puso una cláusula en su testamento en la que decía que el dinero no se distribuir hasta ¡¡21 años después de la muerte de su último nieto!!. Después de una espera de 92 años, al fin estas condiciones se cumplen y en mayo de 2011, doce de sus descendientes, de 19 a 94 años, se dividen la fortuna. Sus hijos y nietos se estarán revolviendo en sus tumbas, pero los descendientes de éstos están dando palmas con las orejas....
Y ahora quiero que os fijéis en todas estas personas y miréis bien sus caras. ¿Por qué todos son feos y con gesto amargado?. Es obvio que tiene razón quien dice que el dinero no da la felicidad. Así que ya lo sabéis, mi querid@specadores, si no queréis terminar con cara avinagrada, sed avaros sí, pero no de posesiones materiales; codiciad amor, amistades, risas, conocimientos, experiencias inolvidables y diversión.