Avé, Bulgaria 2011

Publicado el 24 mayo 2012 por Cineinvisible @cineinvisib

Decepcionado por la carretera americana de Walter Salles, lo mejor es volver la mirada hacia las rutas europeas que, al fin y al cabo, no descubren nuevos talentos y miradas más intensas y, frecuentemente, nos llevan mucho más lejos en menos tiempo. Un road-movie búlgaro, de por sí ya sorprende, pero Avé, el primer largometraje de Konstantin Bojanov constituye una de las gratas sorpresas del año, envuelta en un sutil equilibrio entre búsqueda de identidad y análisis social.

Un estudiante de arte decide asistir al entierro de uno de sus amigos, atravesando medio país en autostop. En su primer intento en este medio de transporte aparece una joven de su edad con la misma intención y sin un destino certero que se une a él. La chica, nada más subir al coche, comienza a tratarle como si se conociesen desde hace tiempo, inventando una historia para el conductor que deja perplejo a su compañero de viaje.,

Las sorpresas no acabarán ahí. En un periplo por una Bulgaria mayoritariamente desconocida para el público van desfilando las situaciones, deseos e ideas que modelan y descubren lentamente la personalidad de esta joven con tanta imaginación. Una personalidad que se amplifica y toma un cuerpo inesperado para el espectador. Quizás, como todos, ella recurra al último recurso que le queda frente a una realidad desagradable: inventarse otra distinta, variable o alternativa y que, al menos, no le haga sufrir.

Los paisajes de este país que extraordinarios en fotografía, una música sabiamente seleccionada junto a unos personajes secundarios imprevisibles y, en extremo, sabrosos, transportan al espectador de sorpresa en sorpresa, de la ironía y el humor a la nostalgia y la tristeza, en una equilibrada dosis que culmina con el encuentro de la familia de su amigo desaparecido y el descubrimiento de la realidad de la joven.

Una verdadera joyita que tanto Cannes como Gijón tuvieron el exquisito gusto de programar en sus anteriores ediciones y que confirman que aún nos queda muy buen cine por descubrir, con independencia de su origen. Por cierto, ¿alguien me puede decir dónde queda Bulgaria más o menos?