Para ti, señorita de ojos grandes y bonitos
No te voy a negar que escribir esta carta no estaba en mis planes, pero la ocasión se presentó y no la pude dejar pasar. En este preciso momento, quiero proponerte una aventura, no una cualquiera, sino una que nos lleve a un destino incierto, donde tú y yo seamos los protagonistas.
Olvídate de las aventuras llenas de monstruos y peligros, esta será una travesía llena de pequeñas aventuras, viajes inesperados, batallas por superar juntos, besos espontáneos, abrazos reconfortantes, comprensión profunda, pasión ardiente y un amor incondicional.
Soy un aventurero, sí, pero también soy honesto y debo serte sincero: en este viaje habrá algunos peligros. Mi carácter indomable puede ser un desafío, la monotonía a veces se presenta sin avisar, algunos familiares entrometidos podrían meterse en nuestro camino, los celos infundados pueden aparecer, y también habrá desacuerdos y malentendidos. Pero te prometo que siempre lucharemos juntos para superar cualquier obstáculo.
¿Recuerdas aquella noche bajo las estrellas, platicando hasta el amanecer en la cima de la montaña con la iglesia como testigo? ¿O las tardes junto a la acequia, observando el agua correr mientras compartíamos nuestras confidencias? ¿Y las veces que la pasión nos dominaba y solo deseábamos poseernos una y otra vez?
Contigo he aprendido a reír con esa risa contagiosa que solemos ocultar al mundo y a derramar las lágrimas que guardamos en secreto.
Al final de cada aventura, los héroes reciben un título. Yo te ofrezco el de "amor de mi vida", el que pronunciaré ante nuestros hijos, si así lo deseamos, y el que plasmaré en cada libro que tenga la dicha de escribir. Además, te dedicaré poemas que van más allá de lo que he escrito hasta ahora.
Entonces, dime, señorita de ojos grandes y bonitos, ¿te embarcas en esta aventura conmigo?
Un aventurero que ansía un "sí" con todo su corazón.