Aventuras y desventuras de un papá porteador (o Mi historia de amor con la Emeibaby)

Por Mousikh
 
Los que paséis por aquí a menudo sabréis que Mousikh (autora de este blog y para más señas mi señora “esponsa”) últimamente está dedicada 120% a su faceta como mamá de dos y no puede publicar tanto como le gustaría. Así que me ha pedido que hagamos una demostración de que, eso tan de moda de la corresponsabilidad, aquí lo aplicamos a rajatabla y sea yo (el amante esposo) el que escriba este post sobre nuestra experiencia con el porteo. Y yo, pues no me he podido negar, la verdad. Tengan en cuenta que es mi primera vez y no sean muy duros conmigo.
 
 

Cuando nació nuestro primer hijo, bautizado virtualmente por mi mujer con el original nombre de Pequico, éste no quería ver el carricoche ni en pintura, era olerlo y agarrarse a ti cual mono birkiki. Así que una de esas veces que nos preguntaron qué podían regalar al peque, dijimos los dos a la vez: “una mochila!!” Esta se hizo un poco de esperar, y como el muchacho estaba hermoso, como su padre, la mochila nos sirvió escaso tiempo. Y menos mal, porque si no, aún estaría yo visitando al fisio, de los dolores que me entraban de llevarlo. Poco después, mi Mousikh, que como saben ustedes es muy “leída” ella, se enteró de que era una de las llamadas “mochilas colgonas“, nada ergonómicas ni adecuadas para llevar al bebé. – Hijo, perdónanos, no sabíamos lo que hacíamos-.

¡Colgonas no por favor!
Si quieres cuidar tu espalda y la de tu pequñ@ no utilices nunca este tipo de mochilas

Pero ella no se daba por vencida y siguió investigando sobre el porteo, que parece ser el “nombre tésnico” para esto de llevar a tu hijo en brazos. Entonces descubrió los fulares y compramos un fular tejido, muy colorido y favorecedor. Pero, ¡ay madre!, para mí eso era más complicado de poner que hacer un muñeco de nieve en pleno verano. Y no te digo ya, si te tocaba colgarte al niño fuera de casa, que además de que te miren más que a Sabrina en top-less, acabas barriendo la calle mejor que los mismísimos barrenderos del Ayuntamiento. Así que, después de estas experiencias, llegué a la conclusión de que lo del porteo no era lo mío, y que mejor dejaba lo de portear a mi mujer y  guardaba mis andanzas en la memoria, como anécdotas de las que reírme algún día al contárselas a mi hijo.

¿Parece fácil verdad? Pues les aseguro que para mí no lo fue, aunque he de decir que me daba un look muy favorecedor

Pasó el tiempo y como vimos que esto de la crianza se nos daba taaaan bien, nos embarazamos de nuevo. Y cuál no sería mi sorpresa cuando el primer regalo que “se pide” la mami es… ¡un fular elástico! ¿¿Otro qué..??- pregunté acojonado sorprendido, yo. Pero me empezó a contar no se qué del preanudado, que si se utilizaba desde recién nacido, que si era ideal para el invierno… En fin, que como uno al final es un blando, pues me convenció. Total, ya saben aquello de  ”a burro regalado…”. Bueno, el caso, es que nació nuestro segundo hijo, en un parto de esos que quita el sentío y que no puedes evitar que lo primero que escuche de tu boca tu retoño, sea   ”¡Viva la madre que te parió!”; al cual, por cierto, no sé si sabrán que mi mujer,  en otro alarde de ingenio decidió poner el nick de Chiquico (no sé si la perdonaran algún día por estos nombres virtuales). Así que llegó la hora de utilizar el fular elástico. Mousikh lo usaba tanto que daban ganas de tirar de tarjeta y comprarle el modelo en varios colores, porque parecía que iba siempre con la misma ropa, pero yo volví a comprobar que ni preanudado ni leches, seguía siendo un negado para eso del porteo.

Pero cómo imaginarán por el título de este post no quedó ahí la historia. Una tarde se me acerca la autora de este blog, muy melosa ella –en modo algo quiere- y comienza a explicarme, que fíjate tú lo agustico que va Chiquico en su fular, que bien que se duerme ahí y blablablá… pero que claro, que ahora que se aproxima el verano, le va a dar mucho calor, y ya sabes que se llena de granitos con el sudor, qué pena con esa carita tan linda que tiene y blablablá… -¡Mousikh!- la interrumpí, abriendo los ojos como platos- ¿Otro portabebé?

Pero ella, como hace siempre, no me dejo seguir y me dijo muy convencida: Sí, un portabebé, que seguro que podrás utilizar tú. Y ahí, me hizo dudar, porque en el fondo tenía yo clavada mi espinita con esto del porteo.

Entonces me puso este vídeo y ahí fue donde tuve mi flechazo con la mochila EMEIBABY:

Así qué dicho y hecho. Hablamos con nuestra amiga Elo de Oh! La luna que nos terminó de convencer y gracias a ella, una emeibaby, modelo atardecer, se vino para casa. Ahora que llevamos utilizándola unos meses, puedo corroborar que es verdad que es muy cómoda y fácil de poner; tanto, que cuando la recibimos, a pesar de haber transcurrido varias semanas de ver el vídeo, fui capaz de ponérmela, sin mirar siquiera las instrucciones (que uno tiene también su orgullo, eh). Además, al ser el tejido de fular se adapta muy bien al peque y es suave (los tirantes y cinturón son de algodón orgánico) y fresquita, cosa muy de agradecer para los que somos calurosos y encima pasamos el verano en el sur.

Bueno, si os soy sincero del todo, para mejorar mi técnica, me empollé varios vídeos. Os recomiendo ver éste en el que Elena (el otro 50% de Oh! La luna), os va explicando paso a paso y con detalle cómo colocaros la emei.

El ajuste de la tela del fular sólo hay que hacerlo la primera vez que pones al bebé, con lo que luego ponerla es rápido y sencillo. Y ajustando sólo cinturón y tirantes, nos permite cambiárnosla Mousikh y yo, con facilidad también (que aunque a ella le da rabia que se lo diga, es bajita, y yo soy todo un hombretón). Si queréis conocer la mochila mejor, aquí tenéis otros vídeos donde podéis ver cómo ampliar el panel con los cordones, cosa que nosotros tuvimos que hacer casi desde el principio, por lo hermoso que esta el Chiquico, y cómo llevar a bebés más grandes. Yo estoy deseando dar el siguiente paso y ponérmelo a la espalda, ese será mi siguiente reto… Visto aquí no parece muy complicado, o será que yo me he venido arriba, jeje…

Si queréis saber más cosas sobre la emeibaby, ahí tenéis una pequeña explicación, que ya se sabe que una imagen vale más que mil palabras, y si tenéis alguna cuestión, no dudéis en contactar con Elo o Elena, que os van a asesorar muy bien y son muy majas, y  que además de que su tienda Oh! La luna es la distribuidora oficial de Emeibaby en España, son nuestras amigas.

La emeibaby, mochila y fular en uno
Es la única mochila ergonómica del mercado que se puede ajustar exactamente al tamaño del bebé, sea cual sea su edad, desde el primer día del nacimiento, manteniendo siempre la postura correcta, cómoda y ergonómica

Y ahora, lo que seguro estáis esperando, la prueba de que con mi emeibaby, ahora soy por fin un papa que portea…

El orgulloso papá y el feliz baby

Pero no os creáis que la cosa acaba aquí, yo que pensaba que ya tenía esto dominado, y hoy me dice Mousikh que lo próximo es un tanga- ¿Un qué…? Ah, perdón, que era un tonga. Buff, pues ya me han puesto a estudiar otra vez. Parece que esto de los portabebés no tiene fin…

Hasta otro día

Fdo: El padre de Pequico y Chiquico

(lo cual me hace ¿el Grandullón?)