Nos hemos alojado en El Rompido, Huelva, y allí mismo teníamos un sendero que conducía desde el hotel al pueblo, en la desembocadura del río Piedras, por el que podíamos disfrutar de bastantes especies.
A un par de kilómetros río adentro solía acercarme yo solo a primera hora de la mañana.
Allí me relajaba un rato con mis limícolas.
También se introducían en el río charranes y pagazas.
Incluso un inesperado alcatraz que parecía agotado descansaba entre barquitas de pesca.
Otras avecillas eran comunes en el colindante pinar.
Las más abundantes eran estas currucas.
Los picos de coral se han adaptado muy bien a este hábitat y pequeños bandos se veían incluso desde la terraza del hotel.
En el pinar también apareció este bonito macho de mirlo capiblanco.
Las abubillas hundían su largo pico en la tierra buscando los invertebrados de los que alimentarse.
Hora de la despedida.
Las grullas para el Sur, nosotros para el Norte.
Pd: De los calores aquellos a los fríos de ahora, mi cuerpo ha dicho basta y estoy convaleciente. Estoy ansioso por recuperarme y disfrutar del frío del norte y de sus aves.