Fernando Aramburu, que ganó con estas páginas el último Premio Biblioteca Breve, construye una galaxia de lo más perversa, y la encierra en un convento junto a un pequeño pueblo cuya taberna será testigo también de alguna noche desaforada de entuertos etílicos. Son apenas tres días, dilatados narrativamente con una mano magistral, y un tono en el que la ironía se hace la dueña para dar paso a la crítica más feroz de ciertos vicios muy reconocibles del mundillo literario.
El tono esperpéntico está llevado a la quinta esencia con un humor magnífico al que contribuyen las ingestas de setas alucinógenas, con demoledoras consecuencias defecatorias, palizas monumentales que dejarían tuerta a la musa más inocente, fugas nocturnas, violaciones de secretos cibernéticos, asaltos de habitación, ponencias colectivas redactadas a la buena del dios Juan Ramón, celos, reconciliaciones, sexo rebosante de decibelios, paellas excelsas y un concurso poético que será ganado por quien menos se esperaba. Con todo, no faltan algunas sesiones interesantes en las que se logra hablar de poesía y de su tema capital: la belleza, acaso para que Fernando Aramburu nos coloque delante el más grande de los contrastes, porque ninguno de los presentes parece ocuparse mucho ni de esa belleza ni de la propia literatura. Una verdadera jungla en la que se muerde y se araña sin descanso, y hasta se escupe veneno a discreción, pero un grandísimo disfrute para los lectores ajenos al mundillo, disfrute que se multiplicará por diez si quien lee estas páginas se ha visto alguna vez, bien como protagonista o como mero espectador, cerca de algún corrillo literario.
Ávidas pretensiones. Fernando Aramburu.Seix Barral. Barcelona 2014. 415 páginas. 20 euros.(LA VERDAD, "ABABOL", 31/5/2014)