Ávila de un vistazo

Por Orlando Tunnermann
ÁVILA DE UN VISTAZO (PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD DESDE 1985)

Regreso brevemente y de un vistazo a mis amadas crónicas viajeras, que tantas alegrías me brindan, mientras recorro con mi pluma añorados paisajes y lugares visitados.
En esta ocasión, y todo de un vistazo, sin tiempo para holguras ni para degustar con tiento las calles medievales de Ávila, me adentro en una ciudad de muralla pulquérrima e incólume, de líneas suaves y gráciles y figura serena, silente e imperecedera.
Ya percibo y me asombra siempre, incluso desde la lontananza, esa conjugación formidable y hermosura del bastión, elegante, majestuoso.
Desde la Avenida de Portugal me introduzco en Ávila a través de la puerta de San Vicente, donde se detiene el bonito tren turístico que recorre la ciudad que fuera hogar pretérito de árabes, romanos, bettones o celtas y cuna natal de Santa Teresa de Jesús.
Asciendo por la preciosa calle de Tostado y no tardo ni cinco minutos en postrarme ante la mayestática catedral (1091), dedicada al Salvador y erigida sobre un templo románico previo. Su construcción se debe al maestro Fruchel. DETALLE DE LA CATEDRAL DE ÁVILAFue este lugar cita intramuros de la Junta Santa de los Comuneros antes de su levantamiento contra Carlos I.
Cuando decido escindirme de su compañía altiva y sobrecogedora, recorren mis pasos la calle Alemania para desembocar en la interesante y recomendable cafetería Yakarta, en la Plaza de José Tomás.
El servicio es diligente y los desayunos excelentes. Hay un mirador en la Plaza del Rastro que promete y augura soberbias panorámicas, pero nos deja el gesto un tanto alicaído de pura decepción.
No es uno de los miradores más excepcionales que han contemplado mis retinas, cavilo mientras acudo al encuentro de la bonita y amplia Plaza de la Santa, donde se encuentra el convento de Santa Teresa (1629-1636).
Su construcción se ejecutó bajo la supervisión del Conde duque de Olivares y del arquitecto Fray Alonso de San José.
Es interesante contemplar la espartana habitación donde nació la religiosa.
El convento es sobrio y oscuro, casi lóbrego, con su tonalidad bicolor, blanca y terrosa. Son excepcionales las capillas. Es interesante visitar la laberíntica casa museo, con numerosas galerías que recogen pinturas sacras, imágenes de la santa, escritos de puño y letra, documentos…
Retorno ahora a derroteros mucho más mundanos y abdico de la divinidad para sumergirme en la vívida alegría de la Plaza del Mercado Chico o del Ayuntamiento.PLAZA DEL MERCADO CHICOEs una bonita obra arquitectónica de finales del SXVIII. El ayuntamiento lo construye en 1865 Vázquez Zúñiga.
Llegada la hora de atender a los placeres culinarios, entre la calle Comuneros de Castilla y Enrique Larreta se encuentra el recomendable restaurante-asador “Tres Siglos” (WWW.TRESSIGLOS.COM) 920 22 87 72.
Los platos son generosos, la comida, especialmente la carne autóctona, es deliciosa. Es recomendable después callejear por la animada  y bonita calle de San Segundo, donde por solo 5 euros se puede montar en el simpático vehículo “Tuk Tuk” y recorrer la ciudad con explicaciones en español, inglés y francés. El trayecto dura unos 35 minutos.
TF Vehículos Tuk Tuk: 669 409 284
Ávila está plagada de palacios fantásticos y egregios, basílicas, iglesias por doquier, como la preciosa S.Vicente.  IGLESIA DE SAN VICENTEEl abanico es holgado: Iglesia de San Pedro (en la plaza de Santa Teresa), es uno de los templos románicos más importantes de la ciudad, o la de San Andrés, la más amplia.
Maravillosas son las panorámicas de la muralla desde los 4 postes, antiguo humilladero dotado de cuatro fabulosas columnas dóricas.