Tras el paseo matinal por Gijón, ese último sábado de Agosto emprendí camino por carretera hacia Avilés, a poco más de 20 kilómetros de distancia. Principalmente quería visitar el nuevo Centro Niemeyer, construido junto a la ría. Llegué a Avilés un poco antes del mediodía.
Centro Niemeyer de Avilés
(JMBigas, Agosto 2011)
Le había introducido al GPS la dirección del Centro (Avenida del Zinc), pero eso me llevó a la orilla derecha de la ría, que es la zona industrial. Y, desde allí, al menos por el momento, no hay acceso al Centro Niemeyer. El camino correcto es la plaza de España, en el mismo centro de Avilés. Allí se puede aparcar el coche en el parking subterráneo de la propia Plaza de España. Así lo hice.
La web del Centro Niemeyer informa de que dispone de un parking de 300 plazas, pero temporalmente cerrado al público. Sospecho que su puesta en funcionamiento coincidirá con la habilitación de un acceso conveniente desde la orilla derecha de la ría.
Desde la Plaza de España (donde se encuentra el Ayuntamiento de Avilés, con una curiosa carabela junto al reloj y la campana de su torre), se desciende por la calle de Ruiz Gómez, y en un centenar de metros se llega a la zona próxima a la ría. Allí se cruza la calle Llano Ponte, que es la referencia para acceder a la pasarela peatonal de nueva construcción.
Plaza de España, Avilés
(JMBigas, Agosto 2011)
La pasarela peatonal es ciertamente singular, ya que es de ida y vuelta, en voladizo, y desde su extremo se tiene una muy buena vista del complejo del Centro Niemeyer. A pesar de su longitud, realmente sólo permite cruzar las vías del ferrocarril, que en esta zona discurren paralelas a la ría. Otra pasarela de nueva construcción (llamada cromática) permite cruzar la ría, ya de poca anchura en esta zona. Luego, un pequeño túnel pasa por debajo de la carretera N-632 (o avenida del Conde de Guadalhorce) y se accede directamente al Centro Niemeyer.
El Centro consiste en una explanada de hormigón (hostil al peatón en días de mucho Sol o de lluvia) donde se levantan cuatro edificios: la Cúpula (con su latiguillo, puro recurso estético que, a pesar de no ser accesible, la une con el edificio del Auditorio), el Auditorio (con su característico dibujo estilizado de una mujer recostada), la Seta (un mástil con una escalera circular exterior, y una planta más ancha a una veintena de metros del suelo, donde está instalada una coctelería) y el edificio bajo de servicios (recepción, bar, tienda, sala de cine, salas de reunión,...).
Plano simplificado del Centro Niemeyer de Avilés.
(Fuente: niemeyerorg)
El Centro se constituye en una instalación singular, en el marco de los proyectos de regeneración de la ría de Avilés y será, si no lo es ya, un indudable atractivo para los turistas y visitantes en Asturias. De todas formas, creo que se ha perdido una oportunidad fantástica para construir, en la explanada, una torre más alta que la Seta, que tuviera una plataforma mirador, bar y restaurante a un centenar de metros del suelo. En una ciudad que es más bien llana, se hubiera convertido en la auténtica Atalaya de Avilés. Pero no le voy a enmendar la plana al más que centenario arquitecto brasileño Oscar Niemeyer.
Pasarela peatonal con voladizo sobre la ría
(JMBigas, Agosto 2011)
Ese sábado fue un día soleado y bastante caluroso. La explanada representaba una tortura lenta, porque no hay prácticamente ninguna área de sombra, más que en el interior de los edificios.
Desde los extremos de la explanada se tienen muy buenas vistas de toda la zona industrial que rodea al Centro por la orilla derecha, así como sobre el puerto deportivo, a lo largo de la orilla izquierda. En esta zona destaca la escultura (en acero corten y hormigón armado) Avilés (2005), obra de Benjamín Menéndez.
El Centro Cultural Internacional Oscar Niemeyer se pretende que sirva como sede de exposiciones diversas, de espectáculos audiovisuales, conciertos en su Auditorio, etc. Un precioso recurso cultural para la ciudad de Avilés y Asturias en general.
Pasarela cromática, para cruzar la ría
(JMBigas, Agosto 2011)
No tenía previsto visitar ninguna exposición en concreto, pero me llamó la atención un espectáculo audiovisual llamado Luz, de Carlos Saura, en la Cúpula. Pero resultó que hacía falta una entrada que no se podía comprar en la propia Cúpula, sino que había que ir a comprarla en la Recepción del edificio de servicios, a un centenar de metros a pleno sol. Esto fue suficiente razón para desmoralizar a un visitante ya no muy motivado.
Para cruzar la ría en esa zona hay dos pasarelas. La cromática (el camino natural si se viene desde el centro y la Plaza de España), que se cruza tras haber volado sobre las vías del ferrocarril (una de ancho ibérico; la otra una vía estrecha) por la gran pasarela en voladizo. La otra, más cercana al puerto deportivo, requiere luego alejarse mucho más si se precisa cruzar las vías del ferrocarril. Anteriormente la ría se podía cruzar por el puente de San Sebastián, que estuvo en servicio entre 1893 y 2006. De hecho, en las cercanías hay expuesta una sección del antiguo puente.
La Seta, que tiene una coctelería en la planta superior.
(JMBigas, Agosto 2011)
La Seta tiene una escalera circular exterior, que permite subir hasta la plataforma donde está la coctelería. También dispone de un ascensor. Pero la coctelería estaba cerrada en esa tarde de sábado (serían las dos de la tarde), por lo que no pude disfrutar de las vistas de la zona que se deben tener desde allí.
Deshice el camino andado (pasarela cromática, luego pasarela de voladizo) y volví a la zona del centro de la ciudad. Paseé un rato por las calles peatonales, donde ese sábado había muchos puestos que vendían toda clase de cosas en un mercadillo improvisado (o no). Corría por la zona un personaje con un rebaño de patos (u ocas, que yo no sé distinguirlos) ejerciendo de pastor, con un cencerro, para gran alborozo de los niños. En una plazoleta habían instalado también una Pulpería ambulante, atestada de público.
Puerto deportivo de Avilés. Al fondo, las flechas de la
escultura de Benjamín Menéndez.
(JMBigas, Agosto 2011)
El hambre ya empezaba a acosarme. Vi a un chaval (bueno, los veinticinco ya no los cumplía), acodado en el exterior de un bar, bebiendo algo y fumando un cigarrillo. Empecé por preguntarle si era de Avilés, a lo que me respondió primero que sí, y luego que bueno. Entendí que no sería nacido en Avilés, pero vive ahí, o por lo menos conoce bien la ciudad. Le pregunté por un restaurante donde pudiera comer buen pescado. Se lo pensó un momento, y rápidamente me dijo que tenía que ir a Casa Lin. Que no estaba al lado, pero tampoco estaba lejos. Me indicó muy correctamente el camino.
Seguí sus indicaciones, más o menos paralelo a la ría, hacia abajo. Crucé el llamado Parque del Muelle, que era toda una institución en Avilés hasta que en los setenta se abrió el mucho más grande Parque de Ferrera, junto a la Plaza de España. Seguí un poco por la Avenida de los Telares, en dirección a las estaciones del ferrocarril y de autobuses, y allí está Casa Lín, a la izquierda. Posiblemente sea la sidrería de más renombre en Avilés, de las de serrín en el suelo y sidra escanciada por cajas (o por camiones). El local es muy grande, pero a pesar de ello, estaba bastante lleno de gente.
Fuente y escultura en el Parque del Muelle de Avilés
(JMBigas, Agosto 2011)
Me apetecía sentarme para comer, y, afortunadamente, tienen un comedor con mesas con manteles, que era lo ideal para mí en ese día. Casa Lin tiene fama, aparte de por la sidra, por la excelente calidad del pescado y marisco que sirve. Le pedí al camarero una recomendación de pescado, y me indicó el mero, que estuvo absolutamente delicioso. Precedido de una crema de nécoras con gambas, y todo ello regado con un vino verdejo fresquito. Para una comida así, prefiero el vino a la sidra, que siempre acaba resultando mucho más desordenada. Rematé con un sorbete de limón y café.
Di luego un paseo tranquilo por la zona, de vuelta hacia la Plaza de España, para ayudar a digerir un poco la comida. Recuperé el coche del aparcamiento subterráneo de la Plaza de España, y me dirigí a la zona del Cabo y el Faro de Peñas, no muy alejada de Avilés.
Faro de Peñas, en el cabo del mismo nombre.
(JMBigas, Agosto 2011)
El paisaje marítimo en la zona del Faro es magnífico. Hay un área de aparcamiento junto al faro, y un caminito lateral que lleva a otra zona de aparcamiento junto al bar-merendero, instalado junto al mar.
Siguiendo el borde marítimo, más allá del faro y del edificio anexo, existe un camino muy bien preparado (con suelo de tablas de madera y barandillas) que permite seguir un tramo del perfil marítimo del cabo, desde lo alto del acantilado, con excelentes vistas del mar rompiendo con su espuma blanca en las rocas, islotes y demás que hay en el área. Incluso en un día soleado y tranquilo como ese sábado, el mar rugía abajo. Verlo en día de galerna tiene que amedrentar.
Desde allí, por carreteras secundarias, volví hacia Gijón, a menos de treinta kilómetros de allí, donde tenía mi hotel para esa noche. Todavía me dio tiempo para un breve paseo por la Playa de Poniente, pero eso ya está contado.
Tenéis acceso a una galería fotográfica de 67 instantáneas de Avilés, el Centro Niemeyer y la zona del Faro de Peñas, pinchando en la foto del Centro.
Avilés (Centro Niemeyer) y Faro de Peñas
Al día siguiente bajé hasta Ponferrada, por el Puerto de Somiedo.
Pero esa ya es otra historia.
JMBA