Revista Cultura y Ocio

AVIONES, ACCIDENTES, TRAGEDIAS Y ROCK & ROLL Otro accidente de aviación (20-5-2016) deja el trágico e inevitable balance: todos muertos. Tal circunstancia no escapa al ingenio de ciertos autores de música rock, que han escrito sobre ello; algunos mur...

Publicado el 22 mayo 2016 por Carlosdelriego

AVIONES, ACCIDENTES, TRAGEDIAS Y ROCK & ROLL  Otro accidente de aviación (20-5-2016) deja el trágico e inevitable balance: todos muertos. Tal circunstancia no escapa al ingenio de ciertos autores de música rock, que  han escrito sobre ello; algunos mur...

John Denver tenía pasión por los aviones, escribió sobre ello y murió en un accidente aéreo.

Está muy extendida la creencia (falsa) de que el avión es el transporte más seguro…, cosa cierta mientras no tenga problemas en vuelo (avería, atentado, choque), ya que de producirse alguno el resultado es sinónimo de ‘no hay supervivientes’. El rock (el espectáculo en general) ha pagado un tributo muy elevado al camino, al viaje, y por eso quienes lo escriben han tratado el tema abundantemente, especialmente cuando el accidente se produce en la carretera; sin embargo, aunque en mucho menor medida, tampoco se olvidan de expresar su preocupación y su visión del peligro inherente al vuelo. No es cuestión de volver a repasar la lista de héroes del rock que se dejaron la piel a bordo de un avión (todo interesado sería capaz de recordar media docena en el acto), pero sí que parece oportuno recorrer unas cuantas de esas canciones que hablan de la catástrofe aérea; por cierto, se trata de títulos poco recomendables para poner de música ambiental en cualquier viaje por aire.
Sí, como decía el gran Elvis Costello en 1979, ‘Ocurren accidentes’ (‘Accidents will happen’), aunque este tema nada tiene que ver con el desastre y la muerte en tránsito (iba de infidelidad y remordimiento). El cantautor estadounidense John Denver es un caso especial; a pesar de tener pasión por los aeroplanos y de ser un piloto experimentado, había compuesto en 1969 una pieza que no dejaba de traslucir cierta inquietud por tomar aviones, la dulce ‘Leaving in a jet plane’, en la que decía: “Abrázame como si no me dejaras irme, porque me marcho en un avión y no sé cuándo volveré”; para su desgracia, el prolífico y comprometido artista pilotaba su avión cuando cayó al mar y murió en 1997.
Los Everly Brothers cantaron la tragedia, en 1961, en ‘Ebony eyes’; es una excelente melodía que tiene tres partes que describen el suceso casi en directo; la primera muestra los pensamientos de la chica que viaja en el avión; la segunda (hablada) cuenta la inquietud de su novio que la espera en el aeropuerto, el vuelo se retrasa y él pregunta asustado en la ventanilla, hasta que los altavoces dicen que los familiares y amigos de los pasajeros del vuelo tal vayan a la capilla a informar…; la tercera parte vuelve al avión, y aunque parca en la descripción, queda clara la situación: “sentí una quemadura en mi interior”, y luego habla del cielo, de los ángeles, del premio maravilloso.
Mucho más ambigua es la intención de Pink Floyd en la letra de ‘Lerning to fly’ (1987), pues se han aportado hasta tres posibles significados de la misma; uno de ellos apunta al pensamiento de un piloto que ve cómo se forma hielo en las alas, y en sus versos explica: “no puedo mantener mis ojos en el cielo que da vueltas (…) ninguna sensación se compara con esto, animación suspendida, un estado de dicha”. 
Realmente el asunto de los aparatos que se estrellan no está demasiado presente en el repertorio de los grandes iconos del rock; sin embargo en otros planos sí que hay ejemplos de canciones creadas pensando en estas desgracias. Por ejemplo, el escasamente conocido grupo estadounidense Bright Eyes publicó en 2005 ‘At the botton of everything’, un inquietante texto en el que cuenta los pensamientos de quien sabe que es inevitable irse ‘a lo más hondo’, mientras el piloto pide disculpas… Asimismo, la voz acariciadora de James Taylor canta en su ‘Fire & rain’ estos descriptivos versos: “Dulces sueños y máquinas voladoras hechas trizas sobre la tierra”. Descarnadas son las palabras de los californianos Pavement, quienes en su ‘Hit the plane down’ decían con toda crudeza: “Asúmelo, no hay supervivientes, no hay supervivientes”. Los Relient K (asociados siempre a lo que se conoce como rock cristiano) sueltan en su ‘Down in flames’, 2001, palabras tan terribles como “finalmente se quedó dormido en el avión, despertando para ver que estamos cayendo en llamas”.
Son canciones, en todo caso, que reflejan situaciones dramáticas y que, evidentemente, pueden poner nervioso al pasajero timorato, sobre todo si hay turbulencias. Claro que sería peor que se proyectaran películas como ‘El vuelo del Fénix’ o ‘¡Viven!’.

CARLOS DEL RIEGO

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