Axolotes Mexicano, Rufus T. Firefly y Mueveloreina despidieron su año en La Riviera

Bajo la propuesta del Radar Pop llegaba a La Riviera un triple concierto en el que nos quedaba claro que, ante todo triunfaba la música de verdad. 

Una sensación extraña inundaba a los asistentes a este evento en La Riviera donde tres propuestas musicales esperaban a los valientes que asistieron para despedir el año con un directo.

Axoltes Mexicanos abrieron el directo, una formación en formato cuartero pop / punk estaba en el escenario con ganas de ir al directo con mordiente y con una Olaya que hizo de front girl y alma de la banda con cada descripción de las canciones. Somos fans de este grupo (pequeña debilidad) y la verdad es que no los recordábamos tan divertidos (cabe destacar la mano de Carlos Hernández a los mandos); de su actual disco aparecieron todos los hits como Astor, Doble Check. Estanquero, Nacida para sufrir y el resto de temas que hacen de su show una especie de odisea pop punk donde la fuerza de la batería y el bajo contrastan con las guitarras y los detalles de las programaciones (toque pop marcado) y la parte vocal. Despedir su año así es un acierto.

Rufus T. Firefly eran lo más esperado de la noche, quinteto titular con formación conocida (apunte a los teclados con Marta Brandariz y a los coros escoltando a Julia y a Victor mientras que Carlos y Miguel estaban a la zaga). De ellos poco se puede decir que sea una novedad como tal; saben crecerse y saben hacer de su show algo más que un simple concierto en el que brotan canciones. Empezaron fuerte con Tsukamori y con esta canción empezaba un juego de luces en el que la parte musical estaba claramente marcada por las programaciones y los teclados junto al arte de Julia a la batería y la esencia de Victor. Posteriormente  El halcón milenario y Loto eran las canciones que seguían; tres canciones que muestran parte de la esencia de la formación de Aranjuez y con estos tres temas terminados, un gracias de corazón por asistir de la mano de Victor mostró, por un momento la parte más humana de unos seres de luz (musicalmente hablando) que estaban en el trance perfecto, el trance donde hacen de altavoz de una verdad que es superior a lo que podemos entender y en el que hay que dejarse llevar.
Se nos escapaban los ojos al repertorio, quedaban 10 canciones, diez canciones que eran una clara selección de su directo, revisaron el pasado con El probelmático Winston Smith y volvieron al presente con Demogorgón y ya decidimos desconectar y dejarnos llevar por las guitarras (en un momento dado Victor llego a dar la guitarra a una persona de confianza para pasarse al teclado en medio tema y recuperarla al siguiente corte) y es que Rufus T. Firefly hace posible que los paisajes que la gente cree que son artificio de estudio sean reales y las letras terminan de hacer esto posible. Cuando tomamos consciencia de lo que quedaba de show Magnolia  y Rio Wolf eran los dos temas que cerraban el show, todos los asistentes cantando sin parar las letras y la banda dando a este último tema un giro extra, un final casi inesperado que daba ese último suspiro a un ser de luz que se va para volver pronto (esperemos que muy pronto).
El concierto lo cerraría Mueveloreina presentando un show con toques acentuados de un sonido electrónico y urbano con toques de esencia latina; nos referimos a un show en el que había visuales y donde las dos voces estaban respaldadas por una parte electrónica en calidad de base. Canciones como Corazón, Vivas, Défense, Dinero y Tiburona no podían faltar y es que el dúo tenía tiempo para presentar su disco Carne. Eran conscientes de que a la hora de cerrar su show debía ser algo más intenso y junto a su puesta en escena, el repertorio y el orden fueron su principal aliado para demostar que, ante todo son plena juerga pero con mensaje y con calado.
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