Diferencia. Otro diferenciador era la calidad del malo, y en el western, en muchas ocasiones era más brillante que el sheriff, es decir, hacía mejor su trabajo que el bueno del servidor de la ley, al que siempre había que abofetear a modo de revulsivo. Ejemplo de grandísimo sheriff de la realidad lo podemos encontrar en Wild Bill Hickok, que era un verdadero hueso duro al que no le importaba demasiado pasar al otro lado de las leyes para hacer cumplirlas.
Que me desvío. Viene todo esto porque mi mente me llama a resaltar lo malo, lo nefasto que puede ser el bueno de la película, un tal Nick Heidfeld, que ahora se apresura a declarar que hay asientos libres para la parrilla de F1 de 2012 y que él quiere uno. La desfachatez de este individuo no tiene límites, y tras el desastre de Sauber el año pasado y la espantosa temporada que ha hecho con el Renault (no olvidemos que es un coche más que decente), ahora dice que “lo que he hecho en el pasado y hasta hoy ha sido positivo y me aporta una buena reputación”.
La poquita vergüenza que tiene este hombre al decir eso me asombra, pues es un tipo que jamás ha aportado nada a ningún equipo en el que estuvo, vendiendo una mediocridad gigantesca, disfrazada de saber hacer, prudencia y facilidad para el desarrollo de los monoplazas. En sus once años de correrías ha demostrado su valía como piloto, pero haciendo suyos los sobrenombres “segundón” y “del montón”. Sí, eso es lo que Heidfeld ha aportado a la F1, y si examinamos por encima su carrera (que si lo hacemos en profundidad, los bostezos nos recomendarán ir a dormir), veremos que es un sembrado de mediocridades, con tres temporadas decentes en una escudería (BMW) con más posibilidades de destacar de lo que mostró el piloto alemán, y con un solo año realmente meritorio, el de 2001, con Sauber, en la que quedó en octava posición en el campeonato del mundo, superando incluso a su compañero de equipo, el siempre sobrevalorado Kimi Raikkonen, y en la que consiguió una tercera posición, una cuarta y varias sextas. Muy digno papel, pero el bueno de Heidfeld se echó a dormir ¿o es que nunca estuvo despierto?
Me llama la atención lo bien que se ha sabido ofrecer el alemán, que ha debido tener un muy buen representante en la persona de Werner Heinz, que consciente de las limitaciones de su representado, ha sabido vender estas taras como virtudes apetecibles para las escuderías que buscaban un segundo piloto que nunca inquietase al primer piloto. En la única ocasión en que el alemán ha ido a algún sitio de protagonista de la película, de sheriff, ha sido este año 2011, en Renault, y ya hemos visto como han salido a relucir todas sus limitaciones, viéndose superado por su compañero de equipo en más ocasiones de las que él hubiese deseado.
Ahora está en pleno flirteo con el DTM alemán… y yo que recuerdo esos tiempos en los que haber llegado a ser piloto de F1 era algo que tenía tal mérito que por sí solo era un pasaporte a la gloria de cualquier piloto en cualquier categoría, pues se declaraba con ello que la valía profesional era demostrada. Pues ya llevamos muchos, demasiados años en los que afirmar que se ha sido piloto de F1 es solamente un elemento de glamour y malcriamiento, siendo un boomerang para el piloto, ya que el que te sienta en un coche espera ver algo más que a un señor que da vueltas a un circuito sin romper el coche.
Que se lo queden en el DTM y que les aproveche. Le deseo suerte y que no vuelva nunca a la F1, categoría a la que nunca entregó nada que quedase en el recuerdo de los aficionados. O le dan un misil en el DTM o apuesto a que no dura mucho en la exigente categoría alemana.
El cojo siempre estará cojo, aunque le pongas la mejor prótesis del mercado.