En cuanto a gasto, sin contar el que se repite, tanto para la presidencia como para la alcaldía de Madrid, en cuanto a coches oficiales, prebendas varias, por llamarlas así, sueldos, secretarios/as, etc.
Raúl López es el alcalde de Coslada, por el PP. No puede delegar por debajo, a no ser a sus subordinados, pero responde ante Ana Botella, alcaldesa de Madrid, que tiene competencias cruzadas con Ignacio González, actual presidente de la Comunidad de Madrid, tras la reciente dimisión de Esperanza Aguirre, un tema del que se podría hablar mucho, y que algo me dice que está íntimamente relacionado con el proyecto Eurovegas, que estoy seguro que dará que hablar mucho más aún.
Hace poco que hablaba de federalismo, y esto se parece un poco también, pues es la estructura de nuestro país, si no fuera por esas competencias cruzadas de las que hablaba antes. Pero hay que tener en cuenta, para lo que en realidad quiero concluir después, cuáles serían las competencias, una vez entendida la dirección en la que se mueven los escalafones.
El Ayuntamiento de Coslada se encarga de sus asuntos internos, en lo que se pueda considerar competencia municipal. En esto quedan fuera asuntos como Educación y Sanidad, pero sí quedan dentro Policía Local, fiestas, etc. Mantendría los centros correspondientes, la oficina de INEM, pero su gestión no dependería del ayuntamiento en sí, sino de las competencias ministeriales.
El Ayuntamiento de Madrid se encargaría pues de Educación y Sanidad, en el ámbito estricto de las competencias directas, es decir aquello que no dependa de los ministerios correspondientes. También de lo que harían los ayuntamientos en aquellas zonas intermedias que no tienen ayuntamiento, y que por lo tanto dependen geográfica y políticamente del Ayuntamiento de Madrid. Por ejemplo el cementerio de la Almudena es competencia directa del Ayuntamiento de Madrid. También de las salas de fiestas no adscritas a ningún municipio con ayuntamiento, por ejemplo el Madrid Arena.
¿De qué se ocupa entonces la Comunidad de Madrid? Del resto, está claro, siempre y cuando las competencias no sean ministeriales. Este sistema político, a simple vista, puede parecer efectivo. Y lo es, o lo sería, si las competencias estuvieran aún mejor repartidas, pero no lo están.
El accidente del Madrid Arena se ha convertido, ya no en asunto local, ni regional, sino casi podríamos decir en asunto de estado. De momento quien está pagando su precio político es Ana Botella, alcaldesa de Madrid. Pero, ¿qué pasa con Ignacio González?¿No tendría en este caso ninguna responsabilidad en este asunto? Yo creo que sí.
Hasta ahora hemos hablado de dirección en cuanto a las jerarquías, pero yo creo que esa dirección tiene dos puntas de flecha, es decir que es un vector de doble dirección. O más bien deberíamos hablar de sentidos. En un sentido están las dependencias, como decíamos antes: Coslada depende de Madrid y Madrid de la Comunidad Autónoma. Hasta aquí bien.
Pero esas dependencias a su vez generan responsabilidad, en sentido contrario. Me explico. El Ayuntamiento de Madrid debería asumir la responsabilidad de las gestiones del Ayuntamiento de Coslada (de las malas, se entiende), y la Comunidad de Madrid a su vez la del Ayuntamiento. Sin embargo, aquí el amigo Ignacio González se lava las manos. No respecto la actuación del Ayuntamiento, sino de la de la alcaldesa. Y esto es grave, porque es el partido, entonces el que tiene que tomar cartas.
Mal rollo. Mal rollo porque la alcaldesa de Madrid no es una militante cualquiera del PP, no. Es la esposa de un expresidente, y a ver quién tiene en el partido lo que hay que tener para meterse con Aznar. Total, unas vacaciones en Portugal son siempre más importantes que la muerte de unas jóvenes por negligencia patente. Y digo patente porque lo que se juzgará, tras la investigación es el nivel de esa negligencia.
Pero no quiero entrar muy a saco en este asunto. Lo que realmente quería recalcar es el tema de que en realidad sobra el estamento de Comunidad Autónoma. Ni siquiera para estos casos sirve, como caso de ejemplo. Las autonomías nos están causando un grave perjuicio político, económico y social.
Debemos suprimirlas cuanto antes, y cuanto más tardemos, más ahogados estaremos. Sé que eliminarlas es costoso, pero es necesario, y teniendo en cuenta cómo está nuestro déficit, estoy seguro de que hay unos cuantos millones de ahorro si nos deshacemos de ellas.