El Juramento del Juego de Pelota de Jaques-Louis David
Me había negado, hasta ahora, a criticar la pantomima del 15M, a pesar de que, como vecino del barrio de Las Letras, lo he vivido de cerca. No he hablado de la casualidad de que, tras tres años de crisis, solo una semana antes de las elecciones municipales, se acuerden los jóvenes parados, ese 40% de la población menor de 25 años. Ni que nadie se manifestase contra la vuelta de los asesinos y extorsionadores a puestos que permiten el acceso a nuestros impuestos y nuestros datos censitarios. No comenté que, una de las maravillas de la democracia es que, cuando se juntan 15000 personas, pueden fundar un partido y presentarse a unas elecciones. Libres, incorruptibles, íntegros. Pero claro, deben tener algo que decir.
Sospechoso y peligroso pensamiento
No era el caso.Tampoco me ocupé de la degeneración del asunto, la biodanza, el hippismo, los perroflautas, la fábrica de yogur y la presencia de otras bacterias en la plaza.Ni de las ridículas asambleas quasi-castristas, de horas, ni las locas propuestas antitaurinas, como primera medida que el País necesita.Pero ahora ya no va más.Sospechoso es que hoy se hayan manifestado contra la conformación de nuevos ayuntamientos solo en los que el PP ha ganado, incluyendo el de Badalona. Especialmente cuando se podían manifestar en ciudades donde se han creado sociedades sorprendentes para evitar que la derecha ganase o en donde han ganado caciques, nacionalistas o asesinos. Ahí, ni rastro. Lo que me molesta es que ellos no han creado un partido. Por tanto, la democracia como la entendemos, no les va. Creen, por ejemplo que ayuntamientos recién votados no merecen formarse. Porque no nos representan. A ellos, quiero decir.Pero hoy no he podido callarme más. Cuando he visto que, además de protestar la creación de consistorios en el día de su formación, cuando aún no hemos visto lo que van a hacer (aunque intuyamos que más de lo mismo), es en el fondo una renuncia a la democracia débil que tenemos, pero democracia al fin.Ahora, la amenaza es seguir con asambleas populares desperdigadas por plazas y barrios, donde tomarán decisiones que no pueden tomar sobre asuntos que desconocen y sin ningún poder vinculante. Pero lo cierto es que lo van a hacer, arrogándose un poder que, a ellos sí, nadie les ha concedido porque en el fondo de su discurso, el resto de ciudadanos no estamos suficientemente esclarecidos ni cultivados.Somos borregos.No niego, insisto, el derecho a la protesta, al pataleo o a la lucha cuando un gobierno abusa del poder. Pero los peligros que estas actitudes y las simpatías que despiertan generan son múltiples. El primero, la derogación de los derechos de la ciudadanía por vías legales. El segundo, la toma de decisiones sin tener en cuenta la legalidad o las consecuencias.El tercero, la vacuidad de la Democracia como entendemos. Es ese el más peligroso. No digo que haya que renunciar a la protesta ante un sistema corrupto y desestructurado, caro y muchas veces estúpido. Digo que crear mecanismos paralelos, alegales, desconocedores y manipulables es mucho, pero mucho más peligroso. Y el que no me crea, a estudiar Historia.