Toca mostrar indignación, que es similar a cabrearse pero enfadándose por lo bajini, sin perder los papeles. Mostrar indignación es un estado de ánimo tan sutil que debe de ser explicado para evitar equívocos. Prueba a quedarte serio cuando te cuentan un chiste y explica “es muy gracioso, pero yo me río por dentro; estoy mostrando mis carcajadas”. Luego nos dices si esto de las emociones contenidas funciona, o te queda un amigo menos… a lo que íbamos: Cuando alguien dice que “muestra su indignación”, suele hacerlo porque:
A) Está atado de pies y manos y, aunque quisiera, no puede hacer nada.
B) Es demasiado fino como para soltar cuatro improperios, y aunque pudiera, no haría nada.
C) Es político, no busca quedar mal con nadie y A y B son correctas (en un pelea de bar sería el equivalente a “¡porque me sujetan, que si no…!”)
Gracias a su nombramiento nos hemos percatado de que la empresa Boliden, después del accidente de 1998, se fue de España por patas y de rositas, dejando una factura de 240 millones de euros. Esto pasa cuando debes mucho dinero; confunde las etiquetas de la declaración de la renta y verás qué risa.
Como nosotros somos así, de naturaleza simple y verde, nos hacemos una pregunta que quizá algún cooliflowerense bien informado pueda contestar:
- Si alguien se marcha de un bar sin pagar sería perseguido por un camarero furioso; si dejas a deber 50 céntimos en telefonía móvil, la cantidad aumentará mágicamente y un bufete de abogados amenazará con cortarte las uñas con una motosierra, ¿qué medidas tomó/ha tomado España contra Boliden cuando hicieron el sinpa del siglo? ¿Es tan barato cometer un atentado ecológico? ¿Es verdad que además de conseguirte un empleo, te invitan a chupitos?