Azores: san jorge, la isla de las fajas

Por Merche_62

Esta mañana amaneció con lluvia y María nos comentaba mientras nos preparaba el desayuno, que esta isla tiene las cuatro estaciones en un solo día. Así que después de deleitarnos con la gastronomía local, nos preparamos para salir al encuentro de nuestro taxista que esperaba abajo.

Nuestra primera parada fue el pueblo de Urzelina. A unos 10 km de Velas, la capital. También conocida por Sao Mateus, el Santo Patrón, el nombre de Urzelina deriva del líquen que abunda en las rocas , la “urzela”, siendo exportada desde tiempos primitivos.


En Urzelina, en 1808, hubo el terremoto más importante de la isla y que destruyó la iglesia por completo,  por lo que tuvieron que volver a construir una nueva iglesia en el centro, dejando el torreón como recuerdo de aquel fatídico día.


Visitamos su torre que se encontraba en medio de un bonito paraje. En Sao Jorge, la presencia de seísmos es debido a los movimientos teutónicos de la isla. Tiene unos 56km de largo por 7 km de ancho, por lo que se asemeja a un barco y  en toda la isla podemos encontrar más de 40 fajas.


En el mes de marzo y abril de este año se han detectado más de 2000 movimientos leves en la escala de Richter no llegando a más del nivel 3. Ahora, en pleno mes de junio parece que se ha normalizado pero la gente local ha sufrido lo suyo, estando en constante alerta.


Pasamos por Manadas donde se ubicaba la Igreja de Santa Bárbara, junto a los restos de un fuerte. En otros tiempos, cuando el pueblo veía que se acercaba un barco pirata, escondían por un túnel la comida y las joyas y echaban a correr hacia las montañas, así los corsarios al ver que no había nada que rascar, se volvían por donde habían venido.


Paramos en uno de los miradores donde abajo se ve el pueblo de Calheta, la segunda población importante de la isla. Desde aquí se coge el barco para llegar a la Isla de Terceira. La vista era espectacular.


Continuamos hasta la “Faja do Vimes” pero la niebla era tan densa que desde arriba apenas percibíamos su belleza. Bajamos hasta ras del mar. Una “faja” es una depresión plana y fértil del terreno a orillas del mar bajo los acantilados.


En la costa norte, las “fajas” llegan a medir hasta casi 1000 metros de altura. Son vergeles para la agricultura formando terrazas, con un clima especialmente cálido y tropical. Incluso se cultiva café y ñame, que es más propio de África que en las islas del Océano Atlántico.


Degustamos en el café Nunes café arábigo y un pastelillo de ñame para acompañar. Era un bar curioso, con una pared repleta de billetes de todo el mundo, pero la mayoría de los Estados Unidos, debido al gran turismo americano que visitan las islas, aparte de la emigración en tiempos pasados y de su cercanía, pues sólo dista a 4h30minutos en avión.



Subimos a ver los cafetales de la "Faja do Vimes" y después visitamos una casa artesanal donde se tejían alfombras con antiguos telares y otros tejidos para decorar las casas. Como no había ninguna de las mujeres tejiendo, el dueño de la casa que es arquitecto se nos ofreció para explicarnos el proceso de este trabajo artesanal. El buen hombre posó para la foto sin problema.

Tomamos la carretera de la costa norte para visitar la “Faja das Cubres” una de las maravillas de la isla. A pesar de la lluvia, pudimos apreciar la faja y sus lagunas, la iglesia y los valles ornamentados por las casitas y las vacas que pacían tranquilamente. Bajamos paseando hasta la laguna que estaba cubierta de agua salada y dulce y no permitían bañarse por el fango.


A pesar de que el tiempo iba empeorando, continuamos hacia la “Faja de Ouvidor”. 


Formaba un bello paisaje bucólico del puerto con las casas junto al mar y su iglesia, como la gente de este lugar que poseía una dulzura innata al hablar y nos transmitían ternura y melancolía a la vez.