Título original:
B
Año:
2015
Fecha de estreno:
18 de septiembre de 2015
Duración:
78 min
País:
España
Director:
David Ilundain
Reparto:
Pedro Casablanc, Manolo Solo
Distribuidora:
Avalon
Cuando David Ilundain vio en un teatro de Lavapiés la obra Ruz-Bárcenasde Jordi Casanovas, empezó a rumiar cómo sería llevarla al cine. Un estilo minimalista, como en el teatro, y una historia basada en la fuerza de las palabras, en la declaración de aquel Bárcenas cuando decidió cambiar su versión y admitir la autoría de las acusaciones. Y volvió a contar con Pedro Casablanc como Luis Bárcenas y Manolo Solo como el Juez Ruz, los dos intérpretes que les habían encarnado en la versión dramatúrgica. El resultado es una obra mediocre en cuanto interés cinematográfico pero potente en su base dramática.
Porque Ilundain se aprovecha de un tema de candente actualidad. La detención de Bárcenas, antiguo tesorero del PP, más los documentos publicados en dos diarios importantes de tirada nacional, supusieron la comidilla en las tertulias de muchos españoles y, dos años después de los sucesos, aún sigue estando presente de un modo u otro -incluso se han hecho bromas sobre el tema en otras películas, como la del loro prisionero en Carmina y amén- . Este filme recoge la declaración literal de Bárcenas ante el juez Ruz y unos pocos letrados, por lo tanto, estamos ante una obra que se podría considerar un documento histórico-político de actualidad para complementar las informaciones vertidas en los medios de comunicación pero de una forma más amena.
La película condensa las cinco horas que duró el interrogatorio en apenas una hora y cuarto por lo que va al grano en las explicaciones, acusaciones y demás parafernalia. Un sólo escenario y unas pocas cámaras le valen a Ilundain para intentar transmitir la sensación de opresión que hubo en aquella sala, tratando de hacer partícipe al espectador de dicho juego dialéctico. Por ello, el realizador opta por el sencillo recurso del plano – contraplano, según hablen Bárcenas o Ruz. Asimismo, incluye zooms acercándose al eje de la "acción" o barridos mostrando a los letrados. Quizá este sea un recurso demasiado limitado y simple, explotado hasta la saciedad cuando quieres dar importancia a los actores.
Porque en B (título descriptivo que da pie a un doble juego con el apellido del acusado y los papeles de la contabilidad en b) lo destacado es la profundidad de las miradas y acciones de los actores. Manolo Solo como el juez Ruz muestra el carácter de un hombre que se sabe ante una situación de interés nacional y fuerte repercusión. Y Pedro Casablanc como ese Luis Bárcenas pícaro, enjaulado y preso de sus propias declaraciones, y de quien nunca sabemos si dice la verdad o vuelve a mentir. Eso sí, Casablanc parece tener prisa por acabar la película, por soltar su retahíla de frases, porque habla muy, muy deprisa. Aún así, gracias a su buena dicción, se entiende (y se capta) todo lo que dice.
Como hemos apuntado, el verdadero interés de B reside en el morbo que pueda despertar una historia aún coleante en la sociedad española pero que aporta muy poco al género del falso documental (o trabajo de recreación actoral, más bien) y al que se le nota su ascendencia dramatúrgica tanto en la puesta en escena como en el trabajo con los actores.
5/10