Babadook. Amor de madre.

Publicado el 20 enero 2015 por Criticasen8mm @Criticasen8mm
Título original:
The Babadook
Año:
2014
Fecha de estreno:
16 de Enero de 2014
Duración:
93 min
País:
Australia
Director:
Jennifer Kent
Reparto:
Essie Davis, Noah Wiseman, Daniel Henshall, Hayley McElhinney, Barbara West, Ben Winspear, Tiffany Lyndall-Knight, Tim Purcell
Distribuidora:
eOne
El cine de terror pocas veces goza de buenas críticas por parte de los medios. Por ello precisamente, cuando una película del género destaca entre la crítica especializada se crea mayor revuelo alrededor suyo, y éste bien es el caso de Babadook, la cinta de terror australiana de bajo presupuesto que ha causado sensación tanto festivales como Sitges, premios como los Critic's Choice (aquí nominaciones más que premios) o el Círculo de Críticos de Nueva York o de páginas como RottenTomatoes(97%) o Metacritic(87%).Pero en cambio, en el público, la sensación general, aunque favorable, no es tan entusiasta, luego veremos el por qué.Jennifer Kent, inspirada por su propio cortometraje Monster (al que llama 'Baby Babadook' cariñosamente) y con un presupuesto muy modesto (dos millones de dólares aproximadamente) nos relata la vida de una madre, Amelia, y su hijo, Samuel, y su relación frente a la ausencia del padre de familia, fallecido en un accidente de tráfico el mismo día del nacimiento de Samuel. A modo de curiosidad, decir que Babadook es un anacronismo del inglés “a bad book” (un libro malo, para los no curtidos) y a su vez se inspira en la palabra serbia para el “boogeyman” (hombre del saco), que es babaroga. Y no en vano el Babadook es presentado en la película mediante un libro muy singular.
Realmente, para hacer una crítica o visión de la película, habría que meterse de lleno en la materia y destriparla, por tanto, antes de eso recomiendo que veas la película y vuelvas a esta crítica ya con la película fresca en la memoria.
Pero antes, la reflexión breve de ¿por qué los espectadores no congenian con Babadook? Lo relataré desde mi propia experiencia. Yo he visto la película dos veces, en la primera, un preestreno con gente deseosa de ver una película de sustos y que, ante la exageración del niño protagonista y otros elementos alejados del cine más comercial, se le buscó el lado risible al asunto, se empezó con las coñas y, en ese ambiente, la película se sintió muy bizarra y caótica. Situaciones exageradas, vislumbramiento del poco presupuesto del proyecto, ironía de escenas con doble sentido, risas, etcAsí, al salir de la sala, tienes una sensación rara en la cabeza. Un principio prometedor, con buen uso del sonido y la ambientación, pero que acaba en una resolución grotesca y risible.Por fortuna, pude verla por segunda vez, con una persona que sí estaba metida en la trama y participando del terror que presenta. Y, gracias a ya conocer los acontecimientos, pude intentar atar cabos y buscar el sentido de lo que quería mostrarnos la directora con todo aquello. Y, así, la película cobra mucho color, la verdad.

Yo creo que la gente en general se queda en las capas superficiales de las cosas. Buscan el susto rápido, la impresión y sobresalto antes que la profundidad, la metáfora o las intenciones artísticas del autor. Quizás por el género en sí, quizás porque el espectador medio pasa “de comerse la cabeza”, la cuestión es que es más fácil decir que algo es malo a decir “no lo entiendo, voy a explorar en ella”.Bueno, pues para los que prefieran la segunda vertiente, para ellos entraré en las conclusiones que saqué tras el segundo visionado.
Cambiemos el chip. Pasemos del terror al terror psicológico, que es más acertado. Miremos las cosas con perspectiva.La película hace mucho hincapié en los primeros compases en la soledad de la madre, en cómo no quiere hablar del accidente del padre, en que falleció el mismo día que el nacimiento de su hijo. Vemos incluso una escena donde la madre, como mujer y persona, busca un poco de “motivación” en un consolador y, a medio trabajo, es interrumpida por el hijo y sus pesadillas. Todo esto nos va preparando el terreno del verdadero drama. Siempre estamos en el punto de vista de la madre, no del niño (que es quien dice ver al Babadook), y por ello es importante que en los primeros compases ODIEMOS al niño, para empatizar con la madre y, su paulatino odio hacia su propio hijo.Para Amalia, su hijo representa la muerte de su marido, por ello jamás han celebrado el cumpleaños de Samuel (hechos que van traumatizando al niño), y, involuntariamente, la madre lo responsabiliza a él, y ese trauma no afrontado es el que va dando vida a sus monstruos interiores, que cobran forma en el exterior en el Babadook. ¿Por qué entonces el niño puede verlo? Pueden ser varias cosas, no hay una única interpretación. Bien porque el vínculo madre-hijo es muy fuerte y el niño siente lo que siente la madre. Bien porque para el niño, cuando la madre actúa mal hacia él, en su cabeza ve a ella misma como el Babadook (en algún tramo de la película Samuel le dice a su madre “tú no eres mi madre” refiriéndose a cuando la posee el monstruo). Igualmente estamos hablando de una película y, por tanto, podemos aceptar ciertas licencias para que construya una historia y no todo tenga que estar atado al 100%, pero sí que cobre un sentido general más tangible y entendible.
Ahora que ya entendemos que EL MAL es algo más psicológico que físico, se explica que las cucarachas, huecos en las paredes, el libro y otras cosas relacionadas sólo las vea la madre o, en su defecto, también el niño, pero nadie ajeno al vínculo familiar. Pero el Babadook insiste. “Déjame entrar”, y así, según la madre va sintiendo ira hacia su hijo, el Babadook crece, y poco a poco la madre siente su presencia, hasta que, finalmente, este la acaba poseyendo, entrando en ella. Esto la película lo simboliza mediante el arrancamiento de la muela (el juicio), que tanto le estaba doliendo durante la película. Ahí ya “reina el caos”, que diría el zorro de Anticristo, y el niño, que hasta ahora era un repelente de cuidado, ahora le vemos como un Macaulay Culkinen Sólo en casa, que debe enfrentarse como puede al Babadook-Madre. Y hasta que la madre no “mata” el recuerdo del padre (literalmente vemos como se le corta la cabeza del padre), ella no puede escapar del monstruo que ha creado. Pero, al ser algo intrínseco suyo, no es algo de lo que se pueda deshacer, el mismo niño se lo recuerda, “no puedes vencer al Babadook”. Es por ello que aprende a apaciguarlo y convicir con él, escondido en “su buhardilla”, y aprende a convivir alegremente con su hijo. Ya puede disfrutar su “magia”.

Por todo lo que tiene que ofrecer, Babadook me parece una muy acertada opera prima que, no sólo sabe jugar bien con los elementos del terror clásico (hay muchas referencias a cortos de los inicios del cine, también a películas como El fantasma de la Óperade 1925, El extraño amor de Martha Ivers,Las tres caras del miedo, de Bava, El resplador, etc) de manera inteligente y sabia, sonidos fuera de campo, un clima malsano, ese gran libro, la gran actuación de su protagonista (no podíamos dejar pasar la mención para Essie Davis, que está estupenda) la forma de presentar a sus dos personajes (madre e hijo) o al propio Babadook, la forma de sacar partido de un escaso presupuesto y que se note lo menos posible (sentimos la presencia del Babadook a menudo, pero realmente verle muy poquito), pero también por cómo es capaz de dar una segunda lectura, otra capa a la película, lo que la hace rica en matices. Por ello no me queda otra que estar de la parte de aplaudir su estreno, aire fresco al género, pero también porque abre la puerta a una directora que parece tener cosas interesantes que ofrecer: Jennifer Kent.
7/10