No es una película de terror al uso, tiene algo diferente. Es más bien un drama que transforma los miedos y la tensión entre madre e hijo en un monstruo. Me dio la sensación de que se utilizaba la figura del monstruo como una manera de sacar al exterior los monstruos interiores de ambos -madre e hijo-.
La relación madre e hijo es curiosa ya que por parte de la madre existe una especie de rechazo, un amor odio que se nota a medida que avanza el largometraje. Destacaría la actuación Essie Davis, premio a la mejor actriz en el festival de Sitges.
Eso sí, aviso a navegantes: es una película algo lenta para quien se espere un thriller terrorífico. A me ha parecido buena porque me gusta este tipo de películas. Bien hechas.