Nací en 1.960 y llevo, por tanto, cincuenta y cuatro años en Asturias. Recorrí la región de oriente a occidente y comprobé que hay muchos tipos de bable, y en general diferentes todos ellos de las propuestas academicistas de quienes han hecho de todo esto su medio de vida. En todos estos años, en los que he tomado muchos “culetes” con asturianos de diferentes orígenes, nunca escuché el término “sidre”. Siempre sidra. “Ta de restallu”, pero sidra; “pusose filona”, la sidra y así seguiríamos con un montón de ejemplos más. No creo que ningún conciudadano haya escuchado a nadie, salvo algún técnico del bable o académico de la “llingua” utilizar tan aberrante vocablo. Primera sidra “del’añu” o “l’añu”, hubiese sido mucho más correcto desde mi punto de vista, pero sobre todo, resultaría mucho más cercano a lo que cualquiera de nosotros diría por la calle. Quienes suelen prohibir en nombre de la libertad, pueden perfectamente imponer para defender iuna idisoincrasia artificial.