La presencia de la música en el cine regularmente obedece a fines como posicionar la cinta o las canciones en el mercado o detonar fácilmente ciertas emociones en los espectadores. Cuando la música se introduce de cierta manera, se da la oportunidad al espectador de adentrarse en la mente del personaje y empatizar con él, como es el caso de Baby Driver (2017) dirigida por Edgar Wright.
La historia se centra en Baby ( Ansel Elgort), un joven que se involucra con un grupo delictivo ayudando a sus integrantes a escapar a toda velocidad en automóviles deportivos al finalizar sus atracos para pagar la deuda que tiene con Doc, cabecilla de la banda, tras haber robado uno de sus autos. Después del primer asalto al inicio de la cinta, uno de sus compañeros hace mofa sobre su manía de escuchar música en todo momento. Doc lo defiende explicando que durante su infancia vio a sus padres morir en un accidente automovilístico, lo cual generó en él un estrés post traumático que se manifiesta como un zumbido permanente en sus oídos ( tinnitus). Es este padecimiento lo que convierte a la música en uno de los personajes principales de la película.
Este empleo de la música en Baby Driver hace su aparición desde la primera escena: Baby camina por la calle al ritmo de Harlem Shuffle simulando algunos movimientos descritos en la letra de la canción. Además, el personaje aprovecha cada remate de la melodía para acomodar objetos, abrir o cerrar puertas, sentarse o bailar.
Por otro lado tenemos el uso de la música diegética, presente en momentos como cuando Baby lleva el último automóvil que usó en su carrera delictiva al chatarrero, despidiéndose así de su deuda y de ese momento de su vida mientras escucha y canta Easy de The Commodores. Podemos remitirnos a los recuerdos que tiene de su madre y cómo en ese momento intenta dejar todo lo que ha pasado en su vida atrás para comenzar de nuevo, con menos carga emocional, dejando que todo se vuelva más fácil.
Uno de los grandes méritos de Baby Driver, más allá de las impresionantes persecuciones a toda velocidad, así como de la participación de Kevin Spacey ( House of Cards) y Jon Hamm ( Mad Men), es la mezcla musical: vínculo entre el personaje y el espectador.
¿Quién no se ha puesto los audífonos sólo para escapar de la realidad?
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