Vi por primera vez las cárceles imaginarias de Piranesi, escuchando la segunda suite para violonchelo de Bach, interpretada por Yo-yo Ma. Parecen enmarcan esas sombras dantescas una senda extraviada, como preludio luctuoso que arrastrara tras de sí, de manera melancólica, el estilo de un joven compositor que intenta abrirse paso en su oficio, trashumando por las cortes alemanas. Las intrincadas carceridel genial dibujante italiano, son recreadas aquí por la fría mano de una computadora, que la Sony utilizó como fondo, para dar contexto a la laberíntica música del genio alemán. La magistral interpretación del chelista chino, parece acentuar, el oscilante desasosiego de las escalas en re menor, que no dejan de inquietar el espíritu. Algo parece decirnos esa zizigia —la conjunción exacta de dos astros en un momento determinado— Bach-Piranesi: ¿la belleza del arte no deja de ser un mero espejismo, un hermoso truco del ingenio humano? Los pasadizos imposibles del grabador veneciano, nos recuerdan por momentos en su profundidad metafísica, a los de Escher, y anticipan, la perspectiva arquitectónica del panóptico de Bentham. Todo parece tener total coherencia y concreción como diseño, pero como en la música del compositor alemán, en la que el violonchelo monódico parece capaz de hacer polifonía, todo se disipa tras la prestidigitación del arte. Los sentidos, como dijo Platón, resultan engañados, pues las Musas habitan en la imagen convexa y ambigua de lo perfecto, el arquetipo inalcanzable para el hombre.
Ensayo en la red sobre la obra de Piranesi:https://biblioteca.ucm.es/foa/doc18677.pdf