Las marimbas del infierno, Silver bullets, Fleurs du mal, Allez raconte!, Sleeping sickness son algunas de las películas cuyas reseñas integran un mismo post. Los lectores sabrán disculpar las limitaciones de nuestra cobertura BAFICI.
Las marimbas del infierno es también un retrato piadoso de la Latinoamérica popular, profunda, sumida en el olvido de dirigentes y medios. Los personajes son la clave de este film que además gira alrededor de un intento por armar una banda de heavy metal con un integrante marimbista. El líder Blacko no tiene desperdicio.
En otras palabras, las tribulaciones de dos jóvenes realizadores y una actriz parecen extraídas del diario de algún rodaje fallido. Las reflexiones en voz alta sobre el (dis)gusto ligado al oficio de filmar, la confusión entre ficción y realidad, el flirteo de los cineastas con sus musas son algunos de los temas abordados hasta el hartazgo, y que un director novato rara vez puede abordar de manera original. Decididamente Swanberg no es Woody Allen.
La historia de amor entre Anahita y Rachid es entonces una excusa para, en palabras del director, difundir el alcance de la resistencia digital que tanto lo impactó. El propósito influye en el estilo 2.0 de un film que reproduce conversaciones online además de los videos publicados en Twitter, My Space, Facebook, You Tube.
Quizás lo más interesante de Fleurs du mal sea el personaje de Rachid, no tanto por su rol en la ficción sino por los cruces con la realidad (la historia del personaje está inspirada en la vida real del actor, acróbata, bailarín de apellido Youcef). En cambio, la reivindicación de la resistencia digital en Irán es un tema de debate que excede ampliamente la buena voluntad de Dusa.
Lejos de las propuestas ñoñas y recatadas, el trabajo de Roger recurre a la ironía (por ejemplo cuando les toma el pelo a los medios y a la Casa Blanca) y a una escatología inocente (con las vacas que se tiran pedos y con el concursante especializado en cuentos subiditos de tono). Al mismo tiempo, la competencia imaginada rueda sobre una estructura narrativa clásica, con las figuras del héroe (y sus aliados) enfrentado(s) a un desafío y a un villano (y su colaborador, en este caso colaboradora).
Los grandes disfrutamos de los guiños especialmente pensados para nosotros, como las intervenciones de Michael Jackson, Mick Jagger, los Beatles en uno de esos programejos que intoxican la pantalla chica globalizada. Los chicos se divierten gracias a una propuesta que no los subestima y que los estimula con dibujos, cuentos, canciones, bailes, chistes y amores.
Los espectadores memoriosos reconocerán al director/actor de Yuki y Nina, Hippolyte Girardot, en la piel de un francés mujeriego e inescrupuloso. Los literatos pensarán en El africano y, por la cas¡ obligada comparación, terminarán recordando las virtudes de la prosa de JMG Le Clézio.