Cobertura de Espectadores.
Dos días antes de que los voceros del 17º BAFICI anuncien a los ganadores de los distintos premios y menciones, Espectadores cierra su fracción de cobertura dedicada a la selección oficial nacional con las siguientes mini-reseñas de tres películas que compitieron con Al centro de la tierra de Daniel Rosenfeld y nuestra favorita Generación artificial de Federico Pintos entre otras.
Placer y martirio de José Celestino Campusano
El espectador que elija la primera manera sentirá que la película es mala por donde se la mire: caracterización de personajes, parlamentos, actuaciones. Aquél que apueste a la opción lúdica terminará con la sensación de haber asistido a una ocurrencia entretenida, y descubrirá a un Campusano experto en el manejo de estereotipos.
A priori, Placer y martirio desembarcará en las salas porteñas a principios de julio próximo. Harán bien en evitarla quienes hayan imaginado que este film transita el sendero de directores como Michael Haneke, Lars von Trier u otros cineastas especialistas en retratar el costado sórdido, perversón de las clases altas.
Victoria de Juan Villegas
Dato interesante: el realizador recurrió al sistema de crowdfunding (o micro-mecenazgo online) para financiar parte de la producción de este largometraje. En la plataforma en cuestión, él mismo adelantó su intención de reflexionar sobre la “relación entre el arte y el dinero” y sobre su “propio lugar como cineasta argentino independiente”.
Victoria cumple con los dos objetivos propuestos. Por un lado, quienes desconocíamos a Morán descubrimos una cantante admirable por más de un motivo (asimismo sus seguidores se darán el gusto de conocerla mejor y disfrutarla). Por otro lado, unos y otros espectadores abandonamos la sala con una idea más acabada de los entretelones de la “vida bohemia” (en palabras de la propia cantante y un amigo guitarrista) cuando no media ninguna fortuna personal.
No importan demasiado las razones ni la envergadura de esos cambios. Importa, más bien, el esfuerzo por retener el instante previo y reflejar la tensión de los músculos, la duda en la mirada justo antes del salto. De ahí el protagonismo que la cámara y el guión también les conceden al muelle (como plataforma de despegue) y a la laguna o “mar interior” cuyas aguas anuncian poco y nada.
Difícilmente Sarquís habría alcanzado su propósito sin las actuaciones de Florencia Decall, Maximiliano Gallo, Eduardo Rivetto, Eva Bianco. La fotografía de César Aparicio le agrega encanto -y un toquecito de suspenso- a este nuevo exponente del cine cordobés.