Todo comenzó en agosto, me informaron que la matrona que me corresponde estaba de baja y que la otra matrona del centro estaba de vacaciones por lo que sería atendida por una sustituta. Sustituta joven que venía de estar atendiendo partos en el hospital y que se sentía un poco perdida en la consulta, me causó buena impresión, muy amable y atenta. Aunque fue una visita corta, no creo que me hubiera ido mal con ella si me tuviera que llevar ella el embarazo.
A las dos semanas de mi primera visita volví para confirmar que todo iba bien y ver el latido. Me tocó la matrona que antes estaba de vacaciones, pues la mía seguía de baja. La impresión no fue tan buena, era muy tajante en en todo lo que decía y hacía, no me explicó nada, y me dio la famosa hoja de dieta. Vamos a bautizar a esta matrona como la matrona-dietista. Creo que en esos momentos no fui consciente de lo poco que me gustaba, la ilusión del momento lo nubla todo, pero ahora que lo analizo más detenidamente me doy cuenta poco que me gustó. Ella misma ya predijo que nos llevaríamos mal cuando vio mi pantalón desabrochado por lo hinchada que estaba, ni siquiera me pesó y ya creyó que había engordado demasiado.Otras dos semanas y por fin conocí a mi matrona (la que estaba de baja en verano). La primera impresión al conocerla es impactante, es una de esas personas con un carácter potente, de esas que cuando hablan escuchas sin pestañear, impresiona mucho, podría entender que a algunas madres les de miedo por el tono de voz que usa. Me gusto que se indignara por que me dieran una dieta y me gustó mucho que me pidiera que la rompiera. Me gustó que me enseñara mis análisis preconcepcionales en los que me habían dicho que el azúcar estaba alto (107) y los comparara con los nuevos (75) demostrando que era algo puntual y que tampoco eran tan altos. Me gustó que imprimiera toda mi historia y me la entregara. Me gustó que me explicara con detalle las pruebas que me iban a hacer a partir de ahora. Me gustó mucho que me diera el informe de la ecografía y que me dijera que lo tenía que entregar en la empresa, que era la manera oficial de notificar mi embarazo a la empresa y a la mutua de riesgos. Me dijo que ella no puede saber a ciencia cierta lo que yo hago en mi trabajo y que es la mutua la responsable de velar por mi seguridad, pero que para ello hay que notificarlo de una manera oficial. La secretaria me dijo que era la primera vez que alguien lo notificaba así, con la exigencia de mandar el informe a la mutua, lo que me pareció muy raro en una empresa en la que hay sobre 5 embarazos al año. La única pega es que los resultados del PRISCA no me los iba a dar ella porque se iba de vacaciones así que iba a tener que ver a la matrona-dietista de nuevo.
Desde el comienzo de mi embarazo ya he visitado a tres matronas distintas en cuatro ocasiones en las que he ido a consulta. No me malinterpretéis no me estoy quejando, ha sido fruto de unas circunstancias especiales y completamente comprensibles. Pero ese hecho me ha ayudado a darme cuenta de lo diferente que puede llegar a ser un embarazo, de lo diferente que se puede llegar a sentir una mujer dependiendo del profesional que la atienda. Segunda impresión de la matrona-dietista. Me llamó por la mañana por teléfono para decirme los resultados del PRISCA, eso es una buena señal de que se lee las historias por la mañana dado que la cita que yo había pedido era presencial (en mi comunidad hay citas telefónicas tanto para las matronas como para los médicos de cabecera) porque en el momento en el que la solicité ya no le quedaban citas de atención telefónica para ese día, pero, mi matrona si había anotado en el historial que los resultados se podían dar por teléfono. No me dijo los porcentajes pero me dijo que era de bajo riesgo, me preguntó si iría por el informe y le respondí que sí. Cuando fui a recoger el informe ya no me gustó tanto, le molestó que supiera que el pliegue estaba bien y que por lo tanto el resultado dependía de las hormonas, vamos que no le gustó que hubiera leído sobre la prueba y me hubiera informado. Para rematar dijo que mi dolor de brazos no tenía nada que ver con el embarazo, algo que contradijo mi médico unas horas después.Me considero una persona con carácter y no creo que lo que me diga una matrona en la consulta (poniéndome en el caso de cosas malas) pueda llegar mucho más allá de cabrearme. Lo que no sé es de que manera me afectarán las hormonas a lo largo del embarazo, así que igual se nubla mi mente en algún momento y lo que me digan me puede afectar mucho más de lo que pensaba. Yo tengo claro que seguiré leyendo lo que me da la gana, siempre de fuentes que considere fiables y siempre contrastando la información. Normalmente soy de esas personas que dice que hay que confiar en los profesionales, pero en algunas ocasiones se me enciende la bombillita de alarma y prefiero ir un poco con pies de plomo.