A los dogmas no les gusta que le toquen sus imágenes. Es una cuestión de principios: si haces que la gente vea algo de otra forma, tal vez le dé por pensar distinto. Cuando eso ocurre, el dogma suele poner el grito en el cielo. Algo de esto ha ocurrido ahora en Israel, país donde la religión siempre es un asunto de Estado. Durante la visita a la muestra Bienes Sagrados, una colectiva que reúne el trabajo de artistas internacionales en el Museo de Arte de Haifa, al norte del país, a una persona le llamó la atención la obra (2015), una escultura a tamaño natural que muestra al payaso Ronald McDonald crucificado, y le hizo una foto. El popular personaje aparece colgado de una cruz de madera, en posición doliente, como imagen elocuente para denunciar el consumo de una comida rápida que supone una crucifixión diaria de la población mundial. Este visitante colgó la foto de McJesus en su perfil de Facebook. La imagen inmediatamente se viralizó y estalló la polémica.
Durante las últimas semanas, la comunidad cristiana de Israel ha protestado públicamente contra la exhibición de una obra que consideran un atentado contra su religión. La intensidad de sus reclamaciones fue progresivamente en aumento, que pasaron del ruido mediático a la acción violenta. El capítulo más grave se produjo el pasado 11 de enero, cuando centenares de personas se concentraron para tratar de asaltar el museo. Se enfrentaron a pedradas contra las fuerzas de seguridad, que lograron disolver a los manifestantes con material antidisturbios. Las consecuencias de esta refriega fueron cinco personas arrestadas y tres policías heridos.
Desde un primer momento, el Museo de Arte de Haifa trató de mantener una postura firme y no ceder a las presiones, a pesar de que la ministra de Cultura israelí, Miri Regev, había solicitado públicamente que se retirara la escultura. "Ridiculizar a Jesús crucificado, el símbolo más importante para los cristianos de todo el mundo, no se puede encubrir como libertad de expresión [...] Ser irrespetuoso con los símbolos sagrados para multitud de creyentes en el mundo como protesta artística es ilegítimo", escribió Regev en una carta dirigida a las autoridades del museo.
El caso llegó también a los tribunales. La jueza del distrito de Haifa, Ofra Attias, dio trámite a la denuncia presentada por los líderes de la Iglesia Católica en Tierra Santa contra la exhibición de McJesus, quienes además solicitaron el retiro de otras dos obras expuestas en la misma exposición, donde Jesús y la Virgen María están encarnados en los archiconocidos muñecos Ken y Barbie. La jueza anunció que daría su veredicto esta misma semana, algo que ya no será necesario. El Museo de Arte retiró voluntariamente la escultura de Ronald McDonald el pasado lunes, tras la petición expresa de su autor, el finlandés Jani Leinonen, quien ignoraba que su obra estaba expuesta en Israel. Leinonen declaró públicamente que es un activista en contra del expansionismo militar del estado hebreo en los territorios palestinos.
Esta revelación, que desató la indignación de amplios sectores de la sociedad israelí, allanó el terreno para la directiva del museo, que hasta ese entonces se encontraba entre la espada y la pared. Si el artista no quería ver expuesta la escultura en su museo por razones políticas, ellos no veían impedimento alguno en bajar a McDonald del crucifijo. Y el dogma, al final, ganó la partida.