Vamos de culo. Como los cangrejos. Los debates son combates. Los políticos de altura se cuentan con los dedos. La campaña del 4M apesta, como tantas. La polarización divide a las familias. El maldito borreguismo lo invade todo. La conversación y el respeto hacia el contrario son la excepción. O eres rojo o facha o presunto imbécil. Y si piensas o te sales del fanatismo, estás equivocado chaval. Demasiados medios no median; incendian. Demasiadas tertulias son griterío, facherío, rojerío. Todo desmedido. Se echa de menos bajar el tono. La calma y la templanza. Escuchar y respetar al contrario. Dejar hablar y rebatir con argumentos. Se echa de menos la política de altura de años atrás. Esa que gestionaba y pactaba en silencio con partidos rivales de ultraizquierda, izquierda, centro, derecha y ultraderecha. Esa que buscaba el bien común y defendía una democracia abierta, plural y libre, en la que cabemos todos. Se echa de menos un respeto hacia el inmenso esfuerzo de nuestros padres y abuelos. Ellos derramaron sangre, sudor y lágrimas por regalarnos esta Democracia con mayúsculas que tanto se pisotea y escupe estos días. Lo hicieron a cambio de nada, dando incluso sus vidas. Estamos a tiempo de dejar de ir de culo, girar 180 grados y caminar de frente, con la cabeza alta. El simple hecho de que muchos nos llevemos las manos a la cabeza por todo lo que pasa ya es buena señal. Venga, estamos a tiempo. Dejemos de ser cangrejos.