Los nuevos vecinos leen la Biblia por las noches, dijo la mujer entrando en el salón con el postre.
Su marido apartó del regazo la bandeja de la cena y se retrepó en el sillón. El televisor emitía los titulares de un informativo.
¿Cómo dices?, preguntó sin apartar los ojos de la pantalla. Después se rebañó un resto de comida de entre los dientes.
Leen la Biblia todos juntos. En el salón. Ellos dos y sus hijos.
Los vi ayer. Y los he vuelto a ver hoy. El marido lee en voz alta y los demás escuchan. Ni siquiera corren las cortinas, dijo ella mientras se alejaba hacia la cocina con la bandeja.
Él estiró el cuello hacia la ventana. Salvo por el farol que había junto a la puerta principal, la casa del otro lado de la calle se encontraba a oscuras. Un coche familiar estaba aparcado en el camino de entrada. [Comienzo del cuento titulado Los espías]