Yo sabía que en cuanto mi hijo mejorara a mi me daría el bajón. He estado tantos días nerviosa, acelerada, con dificultades para dormir, que sabía que en cuanto estuviera bien yo bajaría la guardía y entonces vendrían a visitarme los señores Cansancio, Desgana y Tristeza (siempre van juntitos de la mano).
Pero no, he aguantado estos días como si nada, incluso con más insomnio aún, y moviéndome por la casa a toda velocidad recogiendo cosas o llevando al bebito por el pasillo una y otra vez para que practique sus primeros pasos.
Hasta ayer, que me fui a poner las vacunas de la gripe y la neumonía (una en cada brazo) y cuando volvía del ambulatorio ya no podía con mi alma. Se me vino todo encima en cuestión de minutos.
Creo que influye y mucho el hecho de que en una hora y media tengo la eco del mioma y a estas cosas siempre voy como al matadero. Tengo tan poquitas ganas de ir que si no vuelvo a cancelar la cita es porque no he visto mejor ocasión que esta para ir y ya no hay excusas que valgan. Coger el coche, sortear el atasco, buscar sitio para aparcar, aguantar la espera... pufffff!!!.
Ahora, me concedo de cansancio el día de hoy. Porque este fin de semana parece que estamos algo más decentes de salud y no pienso quedarme en casa tirada como un trapo. ¡Vamossssssss!.