Una antigua leyenda oriental dice que si te despiertas en mitad de la noche, despues de haber tenido una terrible pesadilla, debes hundir tu cara en la almohada, y susurrar tres vecese “BaKu-San, ven a comerte mi sueño” “Baku-San, ven a comerte mi sueño” “Baku-San, ven a comerte mi sueño”. Si tu deseo se cumple, el monstruoso Baku vendrá a tu habitación y aspirará tu mal sueño. Pero cuidado, has de asumir riesgos, el Baku no puede invocarse sin precauciones. Un Baku demasiado hambriento puede no quedar satisfecho con un único sueño, y podría aspirar también tus esperanzas y ambiciones, dejándote vacío de todos tus sueños, los buenos y los malos.
Cuerpo de oso, nariz de elefante, patas de tigre, cola de buey y ojos de rinoceronte. Cuentan que cuando los dioses terminaron de crear a los animales, cogieron las partes sobrantes y las unieron para crear al Baku.
El baku se confunde a veces con otro animal mitológico chino, el hakutaku (llamado bai ze en chino). De hecho, en el templo Gobyakukan-ji de Tokyo, hay una estatua llamada el Rey Baku, que fue originalmente la estatua de un hakutaku.
Como muchas criaturas del folklore, los baku han cambiado a lo largo del tiempo. En las antiguas leyendas chinas, los baku eran cazados por sus pieles. Se decía que usar una manta hecha de piel de baku funcionaba como talismán contra las enfermedades y la malicia de los malos espíritus. Debido a la escasez de piel de baku, se terminó conviniendo que colocar una imagen de un baku sobre la cama garantizaba la misma protección. Durante la dinastía Tang (618 – 907), los biombos con dibujos de baku eran un objeto popular.
De algún modo, la leyenda se transmitió a Japón, donde la criatura se asoció al comesueños por el que se le conoce hoy en día. La leyenda del baku como comesueños sigue presente en Japón desde que fue adoptada. Hay varias formas de invocar a un baku. En Fukushima se dice que si tras despertarte de un mal sueño dices “Doy este sueño al baku”, entonces ese sueño no te volverá a molestar. En otras prefecturas, si repites “Baku-san, ven a comerte mi sueño” tres veces seguidas, invocas al baku para que venga a comerse tus pesadillas.
Durante el periodo Muromachi (1337 – 1573) en Japón, se hizo popular para la gente en su lecho de muerte el sostener una imagen de un baku como talismán contra los malos espíritus. Y durante el periodo Edo (1603-1868) se vendían almohadas con forma de baku, que se decían que protegían a su dueño de los malos sueños.Aun a día de hoy, son muchos los niños japoneses que duermen sobre una almohada en la que hay un baku dibujado o bordado, para que los protejan de las pesadillas mientras duermen. Fuente