Han transcurrido trescientos años desde su nacimiento y nadie pone en duda que la devoción a la Divina Pastora de las Almas -la única advocación mariana nacida en Sevilla- está fuertemente arraigada en la religiosidad popular andaluza. Nadie puede discutir tampoco que la devoción promovida por fray Isidoro y tantos otros capuchinos prendió de manera muy especial en Cantillana, cuyo inusitado fervor por la Pastora Divina le ha valido fama y reconocimiento más allá de sus fronteras y convertirse en espejo y modelo. Teniéndola a Ella como único norte, nuestra hermandad ha sabido mantener con toda pureza sus ritos y tradiciones desde
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