Si hicimos especiales para hacer balance cinematográfico del año en el
2008 y en el
2009, era tan solo cuestión de tiempo que acabara cayendo el del 2010. Así que un año más toca hacer dos listas, una con los diez títulos más destacados del año y otra con las diez películas más decepcionantes. Somos muy conscientes de que estas cosas suelen acarrear polémica, debate y opiniones enfrentadas. Y nos encanta. De hecho, las disputas suelen empezar entres los mismos miembros del Quesito Rosa, para intentar unificar las listas. Cabe decir que este año la lista se llevó a cabo a altas horas de la madrugada, después de haber ingerido cuantiosas cantidades de bebidas espirituosas, en una discoteca donde la camarera alucinaba cuando le pedimos papel y bolígrafo. A continuación, el resultado:
LAS 10 PELÍCULAS MÁS DESTACADAS DEL AÑO:10) Anvil. El sueño de una banda de rock. Este alabado documental es un seguimiento de la vida actual de los dos únicos componentes originales de una banda de
heavy metal que desapareció hace bastantes años sin llegar a saborear la fama, que después de más de 30 años estando juntos siguen ensayando con las mismas ganas, sin dejar de soñar en que algún día serán estrellas del rock. Por eso, esta película no sólo va dirigida a amantes del heavy metal, sino a cualquiera que luche por algo que tenga verdadera ilusión, algo que se intenta alcanzar por todos los medios, aunque parezca imposible.
9) Fantástico Mr. Fox. Wes Anderson da el salto a la técnica del stop-motion con una fábula llena de momentos hilarantes, situaciones cómicas, caricaturescos personajes y un sinfín de absurdas persecuciones que parecen no acabar jamás. Técnicamente la cinta es sobresaliente y toda ella desprende un gran carisma, a lo que ayuda unos protagonistas, reflejo de nuestra consumista sociedad actual, que te van ganando a medida que la trama avanza.
8) Ciudad de vida y muerte. Comparada con películas como La lista de Schindler (1993) o Salvar al soldado Ryan (1998), esta rotunda película, que seguramente se convertirá en un clásico, ha recibido muchos elogios totalmente merecidos, debido a la fuerza de sus imágenes y a una puesta en escena casi perfecta. También es verdad que el director se recrea en algunas escenas para emocionar claramente al espectador, pero aún así, es casi inevitable no conmoverse en esta dura película llena de bellísimas imágenes inolvidables.
7) Canino. La película vendría a confirmar que los griegos no sólo saben hacer yogur. Canino es una extraña joya en bruto que empieza descolocando al espectador, incapaz de entender si el director le está tomando el pelo o no, pero que a medida que avanza va asentando las bases de su juego, convirtiéndose en todo un atentado contra el estamento familiar. La cinta es perversa, dura, fría y terriblemente angustiosa y, a pesar de lo cual, presenta un sentido del humor macabro ofrecido en cuentagotas.
6) La red social. La cinta nos acerca a la figura de Mark Zuckemberg, creador de facebook, sacando a relucir toda su paleta de coloristas personalidades, y lo hace gracias a un férreo guión (que huele a Oscar que tira para atrás) que consigue hacer atractivo e interesante tanto el personaje como las circunstancias que lo rodean y que ayuda a modelar su personalidad. La red social, consigue atrapar al espectador con una pasmosa facilidad, con un altísimo ritmo narrativo, con ágiles diálogos y con unos jóvenes actores en estado de gracia, en una historia plagada de traumas, celos y traiciones.
5) La cinta blanca. Michael Haneke demuestra que está en plena forma, logrando una obra maestra con una dirección formidable, una increíble fotografía en blanco y negro y, cómo no, con su punto de vista tan malvado sobre la conducta humana, volviendo a mostrar sucesos tan inquietantes como humillantes. Se ha dicho que es su película más accesible, debido quizás a un toque clásico y a la utilización de la voz en off, pero lo que está claro es que la historia lleva su sello impreso hasta el último fotograma.
4) Toy Story 3. Es increíble el salto cualitativo que ha hecho la animación en la última década, esto, a nivel técnico, es indudable, pero es que además tenemos la suerte de contar con Pixar, una casa que suele apostar siempre por el cine en estado puro. Y cine es lo que vamos a encontrar en la última entrega de su saga más famosa, algo así como Woody, Buzz y sus amigos visitan Guantánamo. Es cierto que estamos frente a una cinta básicamente de acción y humor, pero también es verdad que la película sabe tocar las teclas adecuadas para emocionar y conmover. Andy ha crecido en los últimos años y el público lo ha hecho con él, y la película se muestra consciente de ello, por lo que da a los espectadores la oportunidad de despedirse de la niñez.
3) El escritor. Al ver esta maravilla, sencilla y elegante, me di cuenta de cuánto me gusta el cine de intriga, de cuanto soy capaz de disfrutar este género si no es pretencioso, si está bien hilvanado y no alardea de imposibles giros argumentales. El escritor es una sincera obra de suspense a la antigua usanza, un thriller de aires hichcokianos que se aleja de la actual actitud imperante de rizar el rizo hasta el paroxismo, una cinta que brilla por su pulso narrativo y su gestión del suspense, y no por sus golpes de efecto y sus trucos innecesarios. Un entretenimiento de altura, en definitiva, que hará las delicias de todos aquellos a los que se les atragantó Shutter Island.
2) Un profeta. Desde el inquietante inicio de este premiado drama carcelario el espectador es plenamente consciente de que va a presenciar y percibir de manera impacable una de las tensiones más fuertes conseguidas en el cine en los últimos años. Y aunque después la historia cae en algún tópico, bajando un poco el alto nivel mostrado al inicio, el director consigue sorprender con variados recursos narrativos, haciendo que el espectador se quede casi pegado en la butaca durante sus dos horas y media de duración.
1) Scott Pilgrim contra el mundo. La película más tonta a la vez que rotundamente brillante del año es un batiburrillo a medio camino entre el cine, el cómic y los video juegos, que cuenta con un arranque sorprendentemente espectacular, con unos personajes dotados de un carisma y comicidad que se les sale por las orejas, unos malos de excepción y unas descacharrantes peleas perfectamente orquestadas y plagadas de fardadas que harán las delicias de los más descerebrados. Todo el goce que provoca este extraño producto no hubiera sido posible de no haber caído en las acertadas manos del británico Edgar Wrigtht, auténtico vencedor de este 2010.
LAS 10 PELÍCULAS MÁS DECEPCIONANTES DEL AÑO: 10) Balada triste de trompeta. “Una guerra no se puede ganar sólo con cojones”, comenta uno de los personajes al principio del filme, y Balada triste de trompeta nos confirma que lo mismo pasa con el cine. No se puede rodar una película solo con cojones, aunque sean los dos más grandes del cine español. Álex de la Iglesia saca el resto elaborando un recorrido netamente bizarro de nuestro pasado, pero tras más de 100 minutos de pura barbarie cinéfila al final solo queda en pié la metáfora política, porque personajes e historia se han ido al garete.
9) Nine. Alguien me regaló el otro día una cartera de cuero de imitación, en ella se puede leer la
marca “Boos” escrita así, con dos os. La sensación que tuve fue muy parecida a cuando vi el Nine de Ron Marshall. La película es una auténtica baratija de lujo, no tiene personajes, sino estrellas, no hay emoción, sino repetición. Parece hecha en una fábrica de montaje. Es una película, sí, pero bien pudiera ser un coche, una silla o una cartera de cuero.
8) Predators. La original Depredador de John McTiernan era una gran película de acción, con un sólido guión, grandes escenas de lucha y una tensión que iba en aumento. Predators, es justamente todo lo contrario. La acción cae en el ridículo en varias ocasiones, la dirección es tirando a muy pobre y los efectos especiales no están a la altura, el guión es un coladero, lleno de frases estúpidas, diálogos vacíos y situaciones rocambolescas, sin misterio, sin tensión, sin ritmo y, para colmo, resulta francamente imposible que el espectador se solidarice con ninguno de los protagonistas. De hecho, lo único que desea uno tras su visionado es mandar a los responsables de la película al planeta de los predators.
7) I'm not there. Un biopic, totalmente diferente de cualquier otro, sobre la figura de Bob Dylan, en el que uno se pierde y se aburre por completo, disfrutando únicamente con las canciones de Dylan y con la bella fotografía. El problema grave de este proyecto es que las escenas de los personajes que encarnan a
Bob Dylan se entrecruzan tanto, mezclando ficción y documental y compaginando imágenes en blanco y negro y color, que el resultado es un experimento desconcertante y muy extraño, llegando a ser lastimosamente soporífero mientras va avanzando la historia.
6) Un tipo serio. Los hermanos Coen volvieron este año con una película aburrida, desperdiciando por completo unos personajes que podrían haber dado mucho más de sí. Como casi siempre ocurre en el mundo propio de los Coen, la película tiene muchos alicientes para hacer disfrutar al espectador, pero no es este el caso. La historia que nos cuentan no arranca en ningún momento, mostrando meras exposiciones de personajes un tanto peculiares bien caracterizados, pero cuyos diálogos están vacíos de contenido. A excepción concretamente de dos escenas, lo demás se queda en lo superficial.
5) Shutter Island. El gran misterio de Shutter Island es porqué no acaba en el minuto 20, justo antes de que empiece a parecer demasiado obvia, tramposa, enrevesada y soporífera. El segundo gran misterio de Shutter Island es el montaje, posiblemente el más chapucero de la historia. Se me ocurre que Scorsese sabía de antemano que un espectador curioso se aburriría ante semejante disparate y se pondría a mirar las musarañas, así que puso ahí todos esos fallos de raccord como distracción, supongo que esto es lo que diferencia a los grandes artistas de los genios.
4) Airbender. El último guerrero. Hay que ver como le gusta a Shyamalan aparecer en nuestra lista de lo más decepcionante del año. Airbender, el último guerrero es todo un despropósito que no es que no logré salir a flote en ningún momento, es que a medida que avanza la película se va hundiendo más y más. Imaginen por un momento todo aquello que les gusta de una buena película. ¿Lo tienen? Pues bien, en Airbender no lo encontrarán. La película logra fallar en, prácticamente, todos los aspectos posibles, lo cual no deja de ser todo un logro. Para colmo ni siquiera se molestan en terminar la trama, convencidos como estaban de convertir Airbender en la trilogía que ya no será.
3) Soul Kitchen. Fatih Akin ha dejado completamente de lado el drama que aparece sin concesiones en sus anteriores historias para intentar meterse de lleno en la comedia. Craso error. Este director ha realizado una película sin gracia ni desparpajo y vacía de contenido, notándose con creces que es un novato en este género y que su intención de conseguir un tono desenfadado para la película le falta tanta chispa que en ningún momento la historia resulta amena y divertida.
2) Alicia en el país de las maravillas. Uno de los principales ejes de la obra de
Lewis Carroll es la locura, la filmografía de Tim Burton, en cambio, se sustenta bastante en su inventiva visual. Ambas características cojean en esta película. Donde debería haber libertad y delirio, hay docilidad y moderación, y en vez de imaginación y fantasía, encontramos afectación y artificio. La imprenta personal de
Tim Burton se desvanece en el juego de imágenes generadas por ordenador, mientras que la trama banaliza la esencia de la obra literaria.
1) The blind side. He aquí el producto más detestable, tramposo y artificial del año. A pesar de estar basada en un hecho real nada en ella resulta mínimamente creíble. La historia, que empieza como un drama lacrimógeno, rápidamente da un extraño giro hacia un argumento terriblemente domesticado y simplón con el fin de poder llegar al máximo número de público posible, que estará encantado de poder comprobar, una vez más, la existencia del sueño americano. Pero la película, en todo momento, se queda en la superficie, incapaz de profundizar en la trama, resultando frustrantemente vacía, tópica, fácil y transparente.