Se nos acaba 2017, el Año Internacional del Turismo Sostenible para el Desarrollo. Los objetivos de la Organización Mundial del Turismo eran apoyar un cambio en las políticas, en las prácticas de las empresas y en los comportamientos de los consumidores que favorezca la sostenibilidad del sector turístico para que este pueda contribuir de manera efectiva a los objetivos de desarrollo sostenible (ODS).
Hace un año leíamos que "el Año Internacional promoverá el papel del turismo en las cinco áreas clave siguientes:
1) Crecimiento económico inclusivo y sostenible.
2) Inclusión social, empleo y reducción de la pobreza.
3) Uso eficiente de los recursos, protección ambiental y lucha contra el cambio climático.
4) Valores culturales, diversidad y patrimonio.
5) Entendimiento mutuo, paz y seguridad."
Hoy, cuando vemos los resultados y el balance del año, tras la ceremonia oficial de clausura del Año Internacional del Turismo Sostenible para el Desarrollo 2017 en el Palacio de las Naciones en Ginebra, Suiza, vislumbramos más sombras que luces.
En ese acto Michael Møller, director general de la Oficina de las Naciones Unidas en Ginebra (UNOG), afirmó: "Es sumamente importante que logremos hacer sostenible el turismo de forma que sea viable en lo económico, aceptado en lo cultural y practicado de manera universal".
Desde el CETR nos vemos en la obligación de recordar que no hay futuro para el turismo, ni para ninguna otra actividad humana, si no es sostenible; que la actividad humana está rebasando los limites planetarios y que ni de lejos se está contribuyendo a que el turismo sea una actividad practicada de manera universal.
El discurso de la sostenibilidad sigue siendo hueco, falto de contenido, sin abordar cuestiones claves como la hipermovilidad, el insostenible crecimiento de los viajes aéreos o el ir cada vez más lejos para pasar menos tiempo. Con el clima cambiando más rápido de lo previsto, las emisiones de CO2 del turismo siguen creciendo. El sector debe involucrarse de forma decidida en el objetivo de un turismo bajo en carbono o carbono neutral; ya no es una opción, es una necesidad.
Otro elemento preocupante es la falta de profundidad en el debate de las cuestiones relacionadas con el trabajo digno de muchos empleados en el sector turístico y las desigualdades de género.
En el caso de España hemos visto como se multiplicaban las jornadas, eventos, presentaciones, etc. que hablaban de turismo sostenible. Pero creemos que en prácticamente todos los casos se han quedado en eso, una jornada, un pequeño debate, unas conclusiones. No hay planes, no hay programas, no hay un compromiso duradero, no hay cambios, no hay mensajes claros y rotundos ni hacia el sector, ni hacia los turistas. No parece que hayamos encontrado el camino que de verdad nos lleve a cambiar nuestro modelo turístico.
La OMT presentó su Programa de Turismo y Objetivos de Desarrollo Sostenible, que será el legado del Año Internacional del Turismo Sostenible para el Desarrollo 2017. El Programa tiene por objeto defender la contribución del turismo sostenible a los 17 ODS, alentar la plena integración del turismo y los ODS en las agendas nacionales y regionales, así como en la agenda mundial. Parece que no nos damos cuenta de que en un mundo de recursos finitos no podemos seguir creyendo ciegamente que el turismo puede seguir creciendo y basar todas nuestras esperanzas en la RSE y en la buena voluntad de un sector empresarial controlado por grandes corporaciones.
Se acerca 2018, despedimos el año internacional del turismo sostenible y damos la bienvenida al Año Europeo del Patrimonio Cultural 2018, pero que no se nos olvide, seguimos necesitando trabajar por un turismo sostenible y responsable, todos los días, todos los años. Es un camino, un proceso, no meramente un lugar adónde podamos decir que hemos llegado. De esto y mucho más conversaremos en 10º Foro de Turismo Responsable CETR-AEPT - FITUR 2018. ¿Nos acompañas?