Al margen de su utilidad en cuanto a financiación de las CCAA, caben interpretaciones políticas distintas a las nacionalistas, a las que se suman otros sectores ideológicos, sin considerar que están en juego los conceptos de equidad y solidaridad. El fondo que esconde la polémica, tiene que ver con la esencia del estado socialdemócrata, el sostenimiento del estado de bienestar necesita impuestos progresivos y redistribuidos por el Estado con equidad individual y territorial. En España los impuestos los pagan las personas, no los territorios, este argumento de sobra conocido por intelectuales independentistas no lo es tanto por la gente que se apunta a la Independencia, que lo usa a diestro y siniestro, confundiendo que los trabajadores, la ciudadanía en general pague mayores impuestos que el resto de españoles, a quienes van destinados una parte de los mismos. En todo caso el pago de mayores impuestos lo sería por los ricos y corporaciones y el Estado los redistribuye a grupos sociales menos favorecidos. Esa labor de redistribución de riqueza, es uno de los objetivos del estado moderno, más cuanto más cerca de la idea de izquierda se encuentre. La solidaridad interregional es una de las políticas europeas, entre países y regiones siendo una clave del impulso secesionista quitar al Estado la mayor capacidad redistribuidora posible, objetivo coincidente con los republicanos de EEUU o los neoliberales en su conjunto.
Que en Cataluña, los individuos paguen más impuestos que en otros lugares solo indica que residen allí mayor número de personas ricas y empresas con altos beneficios que en otras partes, y con mayores riquezas acumuladas históricamente. Lo opuesto a que España quita dinero a los catalanes históricamente ya que implica acumulación de capital. Que las empresas catalanas tengan altos beneficios, tampoco quiere decir que los obtengan exclusivamente de Catalunya, pueden lograrlos en otros territorios, como de hecho ocurre, otra cuestión es la dificultad de calcular cuánto de los impuestos pagados en Catalunya por las empresas catalanas corresponden a beneficios obtenidos en Andalucía o Extremadura, por ejemplo. Así las balanzas son un dato relativo a interpretar y valorar.
La intelectualidad catalanista conoce de sobra este argumento y todo lo que le rodea, sintiéndose molestos desde sus tribunas cuando leen o escuchan lo anterior ya que ‘es un argumento falaz que nadie sensato lo mantiene aquí’. Si de verdad lo piensan así, harían bien en explicarlo a los cientos de miles de personas que gritan en la Diada u otras manifestaciones, convendría decir que los españoles no hacen pagar más impuestos a los catalanes, porque es uno de los elementos que mas individuos han sumado al movimiento por la independencia. En el fondo la intelectualidad soberanista condensaba ‘El sentimiento de discriminación de Catalunya en las inversiones del Estado en infraestructuras catalanas.
Ese fue el punto fuerte de disputa durante un tiempo, -hasta que el tsunami secesionista desbordara toda previsión- las balanzas fiscales dejaban clara que había una redistribución de riqueza de las zonas ricas, -Madrid, Baleares, Cataluña- hacia las pobres, lo cual provoca el déficit fiscal -Euskadi y Navarra siempre al margen por su particular privilegio fiscal-. Un problema a plantearse entonces, sería si Cataluña dispone de menos infraestructuras que el resto de España, con diferencias suficientes como para considerar un expolio de su riqueza ese déficit. Y otro aspecto nada baladí, por cuanto planteaba una salida al conflicto, los grupos que defienden la tesis anterior exponen un objetivo negociador que consistiría en reducir el déficit fiscal a base de realizar mayores inversiones en infraestructuras allí, marcando además un tope legal de cesión a las comunidades pobres, al estilo de otros estados federales según afirmaba su propaganda. Este último aspecto del tope legal es una mentira demostrada, pero no deben perder de vista el anterior, porque es cierto que durante los últimos años se produjo menor énfasis inversor en infraestructuras catalanas.
Si ‘el problema de la relación fiscal de España con Catalunya NO ES que los catalanes paguen más impuestos que los demás’ como escriben esos intelectuales, sería interesante que lo hicieran comprender a los medios soberanistas, los cuales difunden hasta la saciedad esa idea convertida en consigna entre miles de independentistas de nuevo cuño. Los medios de prensa catalanista realizan su labor de propaganda identificando la independencia como solución a todos los problemas, ahora básicamente económicos, producto de la crisis y desde luego no se quedan en el argumento de mayores inversiones estatales, al fin y al cabo problema concreto, tangible, por tanto discutible y de acuerdo factible. La cuestión que late en el fondo al usar las balanzas fiscales dentro del argumentario nacionalista, es que el dinero de los ricos se lo queden los ricos y no que lo administren otros para su redistribución. O, que éstos paguen menos impuestos, o que se reduzcan los elementos de salario social inherentes al estado de bienestar que disfrutan los menos favorecidos,… posturas neoliberales. Estirando el argumento, querrían decir que el dinero de Barcelona lo administren en Barcelona y no la Generalitat y así con cada pueblo, que lo administren allí y no que recaude el estado, sea español o catalán. Lo podemos estirar un poco más, los defensores de este argumento dicen, que el dinero de los ricos sea para ellos, que no lo entreguen al estado, ya que serán los ricos quienes le saquen rendimientos y con ellos beneficiarán a todos. De repente, caminamos cientos de años atrás aplaudiendo el adiós a la filosofía del estado de bienestar por biempensantes que apoyan al soberanismo.
El dinero de Cataluña para los catalanes, realmente esconde, para poco más adelante, la idea de que el dinero de los impuestos de la burguesía se lo queden ellos, los que lo pagan, y no que llegue a los catalanes desfavorecidos, esperando en un futuro próximo pagar menos al ‘estilo Reagan y Bush’. En una supuesta balanza fiscal que se realizara intra-Cataluña, inter clases, saldrían cifras de expolio de unos catalanes sobre otros, en cuanto unos pagaran mayores contribuciones que otros y además exigirían mayores inversiones en barrios en las zonas ricas de las ciudades, lo cual conduciría al abandono de las barriadas pobres por su menor contribución, o conduciría a la reducción de las prestaciones sociales, ‘para evitar expolios y déficit fiscales’. El debate de las balanzas fiscales oculta el fondo teórico que pretende defender privilegios de ricos contra pobres, incluso en la misma Comunidad Autónoma. Las ideas neoliberales se encuentran detrás de reducir el saldo desfavorable de la balanza fiscal, que se puede conseguir dejando que los ricos gobiernen sus impuestos, su dinero, es lo que en el fondo está detrás de la batalla. Resulta incomprensible el uso que se hace las balanzas fiscales y la poca propaganda masiva hacia el público desde filas cercanas a las izquierdas -como es habitual desde hace años y con tantos temas sin entrar en la batalla de comunicación con posturas propias- Ahora resulta que la situación particularmente favorable de la burguesía catalana durante siglos, -y de la vasca- en relación con el resto de regiones, ha sido un expolio de los pobres hacia los ricos. ¡Increíble!. ¿En serio creen que sus territorios tienen menos infraestructuras que el resto, o que viven en peores condiciones? Realmente sorprendente, han conseguido dar la vuelta a la realidad, porque es a Euskadi y a Cataluña donde emigran millones de obreros en la posguerra, porque es en esos territorios donde se encuentran mejores posibilidades de desarrollo y donde se potencia por el franquismo enriquecer a las oligarquías vasca y catalana, en gran parte pro franquistas. Millones de españoles emigran desde sus lugares de origen, estos sí tremendamente expoliados por los vencedores de la guerra para ir a lugares donde volcarán mano de obra barata para favorecer la acumulación de capital de las burguesías vasca y catalana cercanas al franquismo. ¿Se imaginan ustedes que dentro de unos años los españoles acusaran a los marroquíes, rumanos o africanos emigrantes de habernos expoliado?
En el año 2007 se publica la siguiente obra, de la que se toman los cuadros que siguen: “Las balanzas fiscales de las comunidades autónomas con la Administración Pública Central, 1991-2005”, realizado por los profesores Ezequiel Uriel, catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Valencia e investigador del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie), y Ramón Barberán, profesor titular de Economía Pública de la Universidad de Zaragoza. Editado por la Fundación BBVA
Los gráficos de dicho trabajo indican lo siguiente: en el gráfico 5, (en la cabecera) aparecen con saldos negativos cuatro Autonomías, Madrid con -12.304 millones, Cataluña con -6.934, Baleares -770 y Comunidad Valenciana -228 millones. El gráfico 6 mide los saldos fiscales en relación al PIB de cada comunidad y se obtiene una ordenación de las mismas para el conjunto del período 1991-2005 que es la siguiente: Madrid -10,18%, Cataluña -5,20%, y Baleares -4,29%, inferiores a los facilitados por la Generalitat.