Balletomanos en Viena. Museo de la Ópera
marzo 31, 2014 por Silvia Sánchez
Este mes tuve la oportunidad de visitar el museo del Teatro de la Ópera de Viena, en la capital austríaca. Viena es una ciudad de música clásica, de vals y de bailes. Pero, aquí el ballet toma un segundo plano, por mucho que las hordas de empleados con levita que anidan cerca de la plaza de la catedral traten de vender que sus conciertos también incluyen ballet. Otrora patria de Fanny Elssler, bailarina ‘pagana’ del romanticismo, la ópera de Viena atrajo también a figuras cómo Rudolf Nureyev, Vladimir Malakhov y desde hace tres años Manuel Legris, que al igual que su mentor, Nureyev, debutó en la dirección de compañías con la compañía local.
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Si conseguir una entrada (a través de la página web) para ver un espectáculo de la compañía puede ser difícil si no se ha planeado con los dos meses de antelación, los aficionados pueden consolarse visitando el teatro y su museo, que poseen incluso un ticket conjunto (6,50€ adultos y 3,50€ para estudiantes). Según este apartado de la web de la ópera, se ofrecen tours en español, aunque su disponibilidad, por supuesto, es menor que para las visitas en inglés.
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En mi primera visita a la ciudad hace unos años, tomé sólo el tour por el edificio, y tengo que decir que me entristeció como la guía ignoraba todo lo relativo a la danza, pero aún así, la visita es recomendable a todo aficionado al teatro. Esta segunda vez aproveché para buscar el museo del coliseo vienés, que se encuentra a unos 500 metros de la propia ópera, bien indicado por carteles con referencia fotográfica del camino a seguir.
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El Museo de la Ópera de Viena comparte localización con la escuela de ballet y de cantantes de la Ópera, dando lugar a un agradable refugio y patio donde, cuando yo visité, uno se podía sentar a escuchar cantar ópera desde alguna de las salas de ensayo. Por supuesto, el visitante no está invitado a la escuela, pero no pude resistir la tentación de curiosear por la entrada.
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Las dependencias abiertas al público del Museo son bastante pequeñas, aunque tuve la suerte de encontrar que el vestuario de Don Quijote, en los diseños de Nicholas Georgiadis para la compañía local, ocupaba la exposición central. Se trataba de una exposición rotativa, pero en la exposición habitual se pueden encontrar algunos destellos de las visitas de Nureyev y Fonteyn. Alguna carta y maquillaje de su tocador, botas de escena y una chaqueta de príncipe representan al ruso, mientras que de Fonteyn podemos ver su tutú de Odette en la producción de su compañero y una de sus zapatillas de punta. Eché de menos algo sobre Fanny Elsser, pues durante mi primera visita a la Ópera pude comprar un dvd con una gala homenaje a su figura. Con respecto a las compras, la tienda general dentro de la Ópera posee una estantería de libros de ballet (en alemán) y apenas un par de dvds genéricos internacionales, mientras que en las dependencias del museo se pueden adquirir posters de producciones modernas a buen precio además de calendarios y programas.
Antes de abandonar el museo, reparé en el logo del Museo Austríaco del Teatro, que se encuentra también en la manzana. Por supuesto, me acerqué a visitarlo, pero recomiendo informarse antes sobre qué exposición alberga, ya que en mi caso, la exposición central estaba dedicada al teatro de marionetas de Richard Teshner.