Pero lo cierto es que cuanto más se dude de nuestra posición, más fortalecidos están los germanos. Cuanto más suba el diferencial de nuestro bono, menos peligro corre el suyo de que le soliciten aumentar el interés. Y la prueba la ha dado hoy la colocación de nuestra deuda que, acogida con "alegría", ha rebajado un poco el interés que pagamos y ha hecho que el bono alemán haya sufrido un poquito (poca cosa, también es cierto). Y cualquier décima a la que se le ocurre moverse en el inefable mercado, se traduce en miles de millones de euros. Ni reformas laborales, ni reformas fiscales, ni bancos saneados, ni reducción del déficit, ni hacer el pino, ni "ná de ná". Todo parece insuficiente. España continúa siendo presa fácil al rumor y la especulación. Y así no hay manera.
Si llegamos juntos a la final, yo pronostico un 2 - 0. A nuestro favor, claro.