MAFO
El presidente del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, conocido por su acrónimo MAFO, aunque a él le disguste profundamente, volvió ayer a sus andadas, demostrando, una vez más, cuál es la sensibilidad social del PSOE en un contexto de crisis económica, con una población de personas sin empleo que supera los cuatro millones en el conjunto del Estado. La tasa de paro puede alcanzar e incluso superar en el año 2010 el 20 por ciento.
Pues bien, MAFO, que fue compañero de Barrionuevo y Leguina en la llamada Convergencia Socialista de Madrid, integrada después en el PSOE, se pone nuevamente al frente de la cruzada que defiende el abaratamiento del despido con la falsa coartada de que esta iniciativa contribuirá a crear puestos de trabajo. También se declara contrario a penalizar el contrato temporal, faltaría más, aboga por ampliar la edad de jubilación y reivindica la contención salarial.
Toda una muestra de compromiso social. Ni una sola crítica a la patronal y, por supuesto, menos aún a la banca por la parte que a él le toca. Las palabras de MAFO constituyen un insulto a la inteligencia y una ofensa para tantas y tantas personas y familias que están pagando los platos rotos de la crisis, mientras sus responsables, pasado el susto inicial, mantienen todos sus privilegios, aumentan sus beneficios multimillonarios y se reservan para sí justo todo aquello que niegan a los demás.
Miguel Ángel Fernández Ordóñez, y sus amigos de la banca y la patronal, reciben sueldos de escándalo, en muchos casos tienen contratos blindados, planes de pensiones garantizados, y aún así cuando se equivocan en sus previsiones o generan un caos económico, por su avaricia y prepotencia, nadie les pide cuentas. Zapatero tendría que llamar al orden a MAFO, desautorizarle públicamente, destituirle o exigirle el cese. El, por su parte, tendría que ser coherente, entregar el carné del PSOE y fichar por el PP o la CEOE.