Tal y como lo leéis, es una enorme despensa subterránea con el propósito de guardar semillas de miles y miles de plantas de cultivo de todo el mundo para asegurar la biodiversidad de las especies de cultivo que sirven como alimento en caso de una catástrofe mundial o lo más probable, para la extinción de especies por algún factor, sea natural o humano.
¿Ni siquiera habéis oído que existen “bancos” para semillas?
Pues si existen y además de varios tipos según el uso que se le quiera dar, en general estos “bancos” se denominan Bancos de germoplasma (nombre genérico de este tipo de instalaciones).
En un principio se destinaron a colecciones de plantas cultivadas, y a día de hoy son buenas herramientas para la conservación de la flora silvestre.
El principal objetivo es conservar una amplia representación de la biodiversidad en espacios reducidos y fuera de su hábitat natural dando lugar a la facilitación al acceso a programas de investigación y educación, no alterar las poblaciones naturales, tener una situación controlada de manejo y no impiden la degradación del hábitat.
Estos “bancos” de semillas están muy indicados para la mayoría de semillas, sin embargo se tiene que tener en cuenta el carácter de las semillas que vienen siendo, semillas ortodoxas (80% flora) y semillas recalcitrantes (20% floras).
¿En qué se diferencian?
Las semillas recalcitrantes son semillas con un alto contenido en humedad (20 y 70%) es decir, especies tropicales, frutales, etc.
Las semillas ortodoxas son las demás semillas que contienen un nivel muy bajo de humedad.
Cada uno con sus características específicas y que para que no se haga muy extenso el artículo dejaré la explicación para otra ocasión, ahora solo me centraré en los primeros.
Para que una semilla sea apta para ser guardada en estos bancos de semillas primero se tiene que hacer un estudio sobre la viabilidad de la semillas, que no es otra cosa que la capacidad que tiene toda semilla a germinar si se dan las condiciones optimas.
Para llevar a cabo este estudio se pueden hacer 3 tipos de ensayos, los cuales son muy difíciles, y en algunos casos son destructivos y se necesita a un profesional experimentado.
- Ensayo topográfico para ver la actividad respiratoria del embrión
- Ensayo de escisión, se corta y se observa el estado del embrión
- Ensayo de contraste con rayos X para detectar malformaciones en las estructuras seminales y zonas vacías.
Una vez conocida la viabilidad (capacidad de germinación en condiciones adecuadas) se pasa al segundo punto.
En las semillas ortodoxas (80% de flora) se hace el estado sanitario y fisiológico adecuando, es decir, se colectan las semillas cuando llegan a su estado óptimo de madurez, se limpian, y se separan del fruto sin producir daños o riesgos de esa capacidad de germinación.
Realizado esto junto con la determinación del tipo de latencia (presencia de mecanismos que impiden la germinación) pasan a ser guardadas en el banco y pueden a llegar a estar hasta cientos de años.
Por el contrario, las semillas recalcitrantes (20% flora) son más difíciles de guardar por el alto contenido en humedad.
Con una humedad media, se controla la germinación y el ataque de los hongos. Permitiendo así mantener la viabilidad durante el transporte y hasta su siembra (corto plazo).
Sin embargo, si miramos las semillas a largo plazo, se obtienen muy pocos resultados, como máximo un año haciendo una crioconservación de embriones.
¿Qué os ha parecido el artículo? ¿Conocíais de verdad la existencia de estos bancos de semillas?
Si queréis saber más de los otros tipos de “bancos” no dudéis en pedirme más información o proponer un artículo sobre ellos.
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