Bueno, pues ahora que Band Of Horses acaban de sacar un disco que parece estar entre lo mejor del año (y digo parece porque todavía no lo tengo y solo he escuchado un par de temas) yo vengo aquí a hablar de su trabajo anterior, el estupendo “Cease To Begin”. Me acerqué a este trabajo por una reseña de la revista Mondosonoro, que lo incluyó entre lo mejor de 2007, y nunca les podré estar lo suficientemente agradecido por este descubrimiento.
No sé como describir la música de Band Of Horses (o de “Cease to Begin”), supongo podría decir que la banda galopa entre un country preciosista y los sonidos indies, y que sus sellos distintivos son la personalísima voz de Ben Bridwell y unas guitarras que suenan increíblemente cristalinalinas; o que tienen ecos de de los Beach Boys o de un temprano Neil Young, y al mismo tiempo transmiten la magia de los británicos James (esa banda que tiene “canciones como catedrales”, Coco dixit), cuyo espíritu parece sobrevolar sus momentos más coloridos, brillantes y luminosos. Incluso me atrevo a confesar que en algunos instantes la voz de Bridwell me ha hecho recordar a Supertramp, ya se sabe que la percepción de la música es algo muy personal. Pero por mucho que uno hable y cuente, supongo que no es fácil llegar a imaginarse esto:
El disco incluye diez canciones que se escuchan con placer de principio a fin. Algunas son delicadas y preciosas, como “No One’s Gonna Love You” y “Detlef Schrempf”, otras tienen un sonido deliciosamente “americana” (“The General Specific”, "Marry Song" o “Window Blues”), hay una concretamente, “Cigarettes, Wedding Bands”, que en algunos pasajes me recuerda a Grant Lee Buffalo, y otras son brillantes, luminosas, refrescantes y perfectas, como “Is There A Ghost” (al principio de la entrada), "Islands On The Coast" o la que viene a continuación, “Ode To LRC”, auténtico temazo.
The world is such a wonderful place...