Además, el pasado día 11 de octubre Banksy ha sido el escritor y director de una secuencia de apertura de los Simpson, un hito si tenemos en cuenta que es la primera vez que alguien externo a la serie realiza una intro de la misma.
El capítulo “MoneyBart” abre con imágenes de pintadas del misterioso graffitero por Springfield, para acabar criticando, en tono de parodia, el sistema de explotación y externalización de mano de obra de la 20th Century Fox en Corea del Sur.
Pero hablemos del documental. Banksy ofrece al espectador un material que, además de desternillante se mire por donde se mire, pone en duda o más bien ridiculiza la actual comercialización del arte, e incluso hace titubear la veracidad de los hechos que se relatan en la película misma. Banksy, un hombre que oculta su identidad (podría ser incluso un colectivo de gente), se dispone a grabar un documental sobre su persona hasta que se da cuenta de que la historia realmente interesante es la de un hombre pegado día y noche a su cámara de video y obcecado en capturar todo lo que se le pone por delante. Este hombre acaba por obsesionarse con el arte callejero y llega a capturar imágenes inéditas de los grafitteros más controvertidos del momento, en plena acción nocturna.
El tono de la película y la visión del arte tal y como se mercantiliza hoy en día son brutalmente irónicos y acertados. Bravo, Banksy. Un hombre que maneja el activismo y la crítica social de una manera muy interesante e irónica , y que últimamente ha llegado a las cotas más altas en esto del arte moderno. Porque los Banksy están muy cotizados. Hasta Brad Pitt tiene uno.
VANESSA PASCUAL
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