Hoy nos vamos a dejar caer por el barrio de Viesques, en Gijón, visitando el Bar El Medio Lleno, situado en la rotonda de la calle Corín Tellado, local que anteriormente ocupara la Maleta del Loco.
Se trata de un local amplio, donde en un mismo espacio tenemos diferentes opciones, una amplia barra, zona de mesas para comer y zona de sofás para tomar algo más relajado, además de una amplia y cómoda terraza exterior. Decoración sencilla, moderna con un toque industrial muy bonita y cuidada. Un local que consigue aunar servicios de desayunos, a comidas, cenas, copas o tapas con un buen vino, todo ello en un mismo espacio.
Su cocina viene avalada por sus propietarios, responsables también del Restaurante La Tabla de Fano, y del que poco se puede decir si lo conocéis, y si no es así, os lo recomendamos encarecidamente. He de decir que es una de mis debilidades.
Cuando vi la carta del Medio Lleno, me parecía la carta de los reyes magos de un chef. En ella se aprecia mucha fusión y muchas ideas; se ve que hay trabajo detrás, ya que podemos ver platos con tzatziki (salga griega/turca), unas gyozas o un tataki (japonés), pad-thai o gua-bao (Thai), jambalaya (Cajún), samosas y chutney (indi), hasta unas costillas BBQ, una hamburguesa o un cheesecake, llegando a algo tan de aquí como el cachopo o unas cebollas rellenas. Es el típico sitio del que te vas con ganas de volver para probar nuevas cosas.
Yo en esta ocasión pude probar de entrante la pizza de Jamón, foie y cebolla confitada. Masa muy fina, como debe ser, muy rica de sabor. Me pedía más cebolla, pero como entrante para tres o cuatro es perfecta.
Seguidamente pedimos un plato cada uno. Personalmente pedí el cachopo de ternera con mozzarella, trufa y jamón ibérico, con salsa de níscalos. La presentación es tipo flamenquín, y viene acompañado de patatas fritas. El punto de la carne en algún trozo era irregular, supongo que debido a la forma, pero la calidad y sabor está bien. Me hubiera gustado con más salsa, muy rica y lo acompaña perfectamente. Las patatas están aderezadas con especias, como pimienta y orégano, muy ricas.
Los otros platos también pude probarlos. Por una parte unas gua-bao de secreto ibérico, una especie de bocadillo típico de la cocina taiwanesa, en el que el pan esta hecho al vapor, y viene acompañado de una salsa de yogurt y de patatas tipo gajo, también aderezadas con pimentón y alguna otra especie. Un sabor diferente, pero rico. El otro plato era la hamburguesa de pollo crujiente y queso de ahumado de Pría. Es de agradecer que en un local que vende hamburguesas, estas no sean simplemente carne picada o en el caso del pollo un simple filete, y que se trate de carne picada y aderezada con diferentes especias como curry y alguna verdurita. El toque diferenciador y particular me parece importantísimo. Muy rica. El pan es fino y consistente y viene acompañada de patatas tipo gajo también aderezadas con especias.
En cuanto a los postres, hemos probado tres de su carta. Por una parte la pizza de Nutella con plátano y chocolate blanco. Se trata de una especie de masa filo, con Nutella, trozos de plátano, de kiwi y con corn flakes, acompañado de un delicioso helado de frutos rojos. Buena combinación de productos, el chocolate y el plátano son sabores que combinan muy bien, junto con el crujiente de la base y los flakes. Por otra parte la cheesse cake con frambuesa. Presentada en una pequeña cazuela, tiene un sabor perfecto a queso y una mermelada muy buena. Contundente pero deliciosa. Por último el bizcocho de avellana, mousse de choco amargo y helado de maracuyá. Una combinación perfecta de sabores. El helado soberbio.
Todo esto con tres aguas medianas y dos copas de alvariño por cerca de 30 €. El servicio perfecto, muy amables. Habrá que volver a probar algo más de su carta o a disfrutar de una copita en la terraza. Desde aquí le damos cuatro lametones.
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