Trabaja en el hospital de un pequeño pueblo. Espera sentada en el banco a que las agujas del reloj marquen la hora exacta de entrada. Recién llegada de Berlín, genera mucha curiosidad entre sus compañeros. Ella se mantiene altiva y muy distante. De vuelta al pequeño y sombrío apartamento, sola… Así se suceden los días.
Será el jefe médico el encargado de acercarse a ella y romper el hielo. No es tarea fácil. Bárbara no está ahí por voluntad propia, la vigilan e inspeccionan su casa (y su cuerpo) a la más mínima sospecha.
Alemania del este, años 80. Si alguien quería marcharse del país era considerado un traidor.
Ella tiene un objetivo en la vida, cruzar el grueso muro y reunirse con el hombre al que ama. Por otro lado está su faceta profesional, la posibilidad de salvar vidas y de ayudar a otras personas.
En un ambiente de total desconfianza, es imposible saber quién está de tu parte o te va a delatar. La falta de libertad, de intimidad, la degradación de la dignidad, el control absoluto ejercido por el gobierno…
Me gusta especialmente esa mujer, la actriz y el personaje que recrea de forma excelente. Los cambios que se van produciendo en la relación entre los protagonistas.
Y ese final….