La Mobile World Congress de Barcelona es la feria más importante en cuanto a innovaciones en lo que al ámbito de la telefonía móvil. Como todos los años reunió durante cuatro días a fabricantes de teléfonos y antenas, operadoras, proveedores de servicios y la prensa mundial. En total, 90.000 personas, según los organizadores, llegaron a la ciudad catalana a conocer las novedades del mundo de los móviles. No hubo anuncios despampanantes, pero sí la certificación de que dos o tres conceptos se están convirtiendo en tendencia.
Los teléfonos celulares siguen siendo los protagonistas; de los varios presentados en la feria, el que más interés generó fue el nuevo Galaxy. Samsung presentó el Galaxy S6 y el S6 Edge. Ambos tienen pantalla táctil de 5,1" y resolución de 2560 x 1440 pixeles (la más alta del mercado), 3 GB de RAM, un chip de 8 núcleos y una cámara de fotos de 16 megapixeles con estabilización óptica de imágenes.
Los nuevos teléfonos compartirán protagonismo con los nuevos chipsets y microarquitecturas. Qualcomm llega a la feria con una nueva gama de procesadores destinados al segmento medio y medio bajo del mercado -una estrategia, pero también con un reto: convencer a los fabricantes de más renombre, como Samsung, que apostar por su silicio es una mejor opción que desarrollar sus procesadores propios.
Google espera lanzar el primer dispositivo Ara a principios del próximo año. La campaña está dirigida a la mayor parte del planeta donde todavía no se usan smartphones de forma generalizada, y promociona el potencial de personalización para los usuarios expertos en tecnología. El director del Proyecto Ara, Paul Eremenko, asegura que el teléfono básico Ara, el llamado "teléfono gris", que incluye un endoesqueleto, pantalla, capacidades wifi, batería y procesador con Android, tendrá un coste de alrededor de 50 dólares (36 euros), aunque todavía no está claro cuál será el precio de venta.
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