Éste es sin duda uno de esos post que nunca hubiera querido escribir, pero esa mochila de sensaciones que todos llevamos a nuestras espaldas, está más que repleta, y apenas he podido dormir tras lo ocurrido ayer en Barcelona.
El sinsentido del odio de unos pocos se ha impuesto, una vez más, en forma de cruel atentado, a una mayoría que lo que quiere es en vivir en paz.Ayer, las Ramblas de Barcelona, que siempre han sido, una muestra de multiculturalidad, se tiñeron de sangre, y a la vista de las últimas pesquisas de la policía, pudo ser mucho peor, con una segunda furgoneta que hubiera sido cebada con bombonas de butano, y que debido a un accidente al manipularlas, explotaron la noche anterior.
Espero que a posteriori nadie juegue con la gravedad de lo ocurrido echándose trapos sucios los unos contra los otros, ya que no se debe olvidar cómo está nuestro patio político. Porque son momentos de unirse todos contra esa barbarie que intenta sembrar el terror y el horror en cualquier sitio que puede.
Ayer una vez más fue una muestra de cómo se une la gente contra el sinsentido del terrorismo, ayudándose unos a otros con notables muestras de generosidad manifiesta en unos momentos en los que florece la realidad de lo que llevamos dentro. Y se demostró una vez más, de que la GENTE, así en mayúsculas, es buena. Con unos taxistas, por ejemplo, que como colectivo no están atravesando el mejor de sus momentos, haciendo “carreras” gratuitas para ayudar a muchos a escapar del trance.
Al ciudadano de a pie siempre que se le pone a prueba se supera. Y si últimamente se han llenado páginas y páginas de “Barcelona contra el turismo”, ayer se demostró que de eso nada, que en todo caso era, y es, una lucha de una ciudad contra un sistema que se quiere establecer por parte de unos pocos, para lucrarse a costa del cambio rotundo de una manera de vivir y de alterar quirúrgicamente una fisonomía vecinal.Ayer, en una Barcelona teñida de sangre en un zigzag infernal, se demostró la bondad de muchos contra el egoísmo de un odio sin razón.Nunca olvidaremos a esas víctimas, en este momento trece muertos y unos cien heridos, que son de todos. Y que nos deben de despertar de esa actitud de que "un gobierno limpia más blanco que el otro" o lo que la antigua fábula preguntaba de si eran galgos o podencos.Con lo ocurrido ayer en Barcelona se demuestra que hay un sistema de prioridades para la vida, y entre ellas no están ni un independentismo radical, ni la posición de un Presidente inmovilista que, para más inri, no para de andar.
*FOTO: DE LA RED