El mismo Aguiriano recuerda que "nuestra tradición histórica" ha sido siempre la de acompañar los bocados con vino, antes de la irrupción de las campañas cerveceras. La propuesta vinícola, comentan desde la DO, ha tenido buena respuesta, aunque no ofrecen datos. Sergi Giménez, de "El Bar" Barcelona, participó en la campaña. "Son iniciativas bonitas. El vino debe abrirse camino fuera de ágapes pero aún le falta mucho. La gente participó, pero en mucha menor medida que en cualquier campaña cervecera". Tampoco hay tantas en comparación, la verdad. Camino por recorrer.
"Aquí funcionan mejor porque no tenemos esa cultura"
"Barcelona tiene un estatus de ocio gastronómico propio", explica el director general. "En este aspecto, aúna las características propias e históricas de la sociedad catalana con las recientemente adquiridas de urbe global. Nos pusimos al nivel de Berlín o Londres y eso comporta nuevos hábitos. Además, nuestras políticas horarias y normativas para la restauración quizá pequen de restrictivas. En Madrid, por ejemplo, quizá pequen de laxas".
"Si la gente caminara más, los bares estarían más llenos"
La elección de los bares depende del Gremi, que intenta dar cabida a todos los asociados. "Queremos ampliar radio de acción y llevar la ruta a los barrios no del centro en los próximos años", señala Pallarols, pero de momento parece que la gente que participa acostumbra a no quererse mover demasiado. Parte de nuestra cultura, dirían algunos. Al menos, "ha servido para que los del barrio nos vuelvan a conocer", apunta Molas, que refuerza la teoría del director general sobre el "hacer catalán". Molas concluye: "Ahora no caminamos tanto. Vamos a un sitio y nos sentamos. Si camináramos más, los bares estarían llenos".
El éxito de la propuesta
También Lluis Tussell, responsable de Comunicación del Grup GSR, empresa puntera en producciones gastronómicas y sita en la capital catalana, que este mismo año celebró la primera edición de "Tast a la Rambla", jornada que cambió con la fluencia de 500.000 personas la fisonomía del último tramo de la calle más famosa de Barcelona con pequeñas tapas de algunos de los mejores restaurantes de la ciudad. " La gente ya no se conforma con sentarse en una mesa. Quiere conocer a su cocinero, intercambiar opiniones, saber de dónde viene todo, comparar con otros sitios". Tussell explica el éxito de su evento, que ya prepara la segunda edición, pero el comentario es extrapolable. "Si las cosas se hacen bien y se innova, la gente saldrá a la calle". Molas estará contenta.
Porque en la calle nos encontramos y en la calle vivimos, y en la calle también inaugura el Grup GSR nueva edición de "Mercat de Mercats", en otro ámbito otra apuesta por dinamizar y dar a conocer nuestra gastronomía y nuestra manera de vivir, porque de eso estamos hablando. Y de eso saben, y mucho, en Sant Antoni, un barrio adelantado en muchos aspectos y que ha realizado ya tres ediciones de su Tapantoni. "La respuesta fue inmediata e incluso tuvimos que prolongarlo en el tiempo con 'Els dimecres' de Tapantoni". Ramon Puig-oriol, de Sant Antoni Comerç, explica otra de las funciones de la restauración de estas rutas de tapas como es la de servir de "polo de atracción hacia el barrio, para beneficio de otro tipo de tiendas y de la vida en el barrio".
Todos ganan
De ello también se han beneficiado, y lo siguen haciendo temporada tras temporada, Horta-Guinardó con su "Tast", Roquetes con "De tapas", La Taxonera con "TaxoTapa", Nou Barris con "Pinxu Panxo" o más recientemente un barrio sin necesidad de captación de público pero siempre alegre como La Barceloneta con "La ruta de la gamba" de la mano de Moritz. Porque son las cerveceras, principalmente Damm valga señalar, las que se encuentran detrás de casi todas estas iniciativas para envidia de La Rioja, por ejemplo. Ponen su servicio de marketing y comunicación, y son sus productos los que se acaban vendiendo. Gana el restaurador (su riesgo económico es nulo, trabajan producto que tienen y aumentan su promoción), gana el público y ganan las cerveceras. Sin reproche alguno. Vayamos a la calle y volvamos al ordenador. Se aceptan comentarios.
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