Barcelona...la vida barcelonesa en los años 1960...17-04-2013...

MI VIDA Y MI HISTORIA
Habéis visto cómo se escribía SHOW? Es que eran los años 60 y SCHOW ya parecía muy moderno...Cine SAVOY, Barcelona.
El Cine Savoy fue una sala de exhibición cinematoràfica ubicada en Paseo de Gracia (núm. 86) de Barcelona. Abrió sus puertas, de la mano de Josep Masana y Fargas a finales del mes de septiembre de 1935. Hoy en día, ocupa su espacio una cadena de tiendas de bocadillos.

Años 60. Actuación de Serrat en Barcelona, en Fiestas de Gracia. A la izquierda Josep Maria Espinás y a la derecha Quico Pi de la Serra. Los tres actuaban juntos en el grupo Els Setze Jutges, embrión de la Nova Canço.Ultimas tardes con Teresa, de Juan Marsé.Maniquis y Pertegaz 1956.Modistas en el taller de Pertegaz, Barcelona años 1960.
Acida crònica de la vida barcelonina dels anys 60 de la mà de Carles Barba. El seu cinema constitueix un autèntic documental de l'època franquista. Anava d'un extrem a l'altra de Barcelona.( estupendo vídeo, no os lo perdáis...)
http://www.btv.cat/alacarta/portada/24098/ 
Acida crónica de la vida barcelonesa de los años 60 de la mano de Carlos Barba. Su cine constituye un auténtico documental de la época franquista. Iba de un extremo al otro de Barcelona.

El gigante Bimbo, del circo “Krone Festival”, sostiene a un niño en alto, allá por 1950, en Barcelona. Es una fotografía simpática, el gigante en un gesto tan humano, el niño con cara de sorpresa, hay gente por los alrededores y se ven los carromatos del circo Krone estacionados bajo la torre metálica. Carteles publicitarios en el barrio de Sants, en Barcelona, allá por 1973. De coca-cola no hace falta decir nada, la marca sigue más viva que nunca. Lo mismo sucede con el reloj Times, que se sigue fabricando hoy en día. Sin embargo, el tabaco Mencey, “la perla negra de Canarias”, y que era el nombre por el que se conocía a los jefes tribales de los guanches, hace mucho que se dejó de fabricar y ya solo queda en el recuerdo de los viejos fumadores o de los coleccionistas. Lo mismo pasa con el Austin Victoria, “la belleza en marcha”, que costaba entonces 129.900 pesetas y que, entre sus defectos, se señalaban una suspensión incómoda, una calefacción ineficaz y un limpiaparabrisas mal situado. También queda en el recuerdo. La fotografía no solamente muestra la fantasmagoría de los seres humanos retratados, como ese anciano que caminaba debajo del cartel del Austin, o esa pareja que charlaba junto a una tienda cerrada de tejidos.