Ahora resulta que en Génova no quieren saber quién era Bárcenas. Todavía recordamos, y ahí quedan las hemerotecas para contrastarlo, que la plana mayor del Partido Popular (Rajoy, Sáenz de Santamaría, Cospedal, Floriano) defendía con ahínco a este extesorero que amalgamó 22 millones de euros en una cuenta en Génova (parece que había más cuentas).
Bárcenas, conocido como L.B. o como Luis “El cabrón”, dispuso de una cuenta en Suiza que llego a tener 22 millones de euros. En 2005 eran 15 millones, en 2006 20 millones y en 2007 22 millones. Todo esto siendo tesorero del PP y senador por el mismo partido (hasta 2010). El extesorero viajaba a Suiza durante esos años cada dos por tres, pero no se preocupen, según su abogado eran viajes para practicar el esquí. Ese era su único fin.
La trama Gürtel planea sobre este caso. La basura llega a Génova. Los trajes eran una minucia, ahora se empieza a ver con claridad la conexión del PP en dicha trama. Ya no podrán negar que el famoso L.B. o Luis El cabrón, que aparecía en el sumario de la Gürtel, es Luis Bárcenas.
Ya está bien de mamoneo, esto sí que es una buena mamandurria y no las que decía la Espe. Claro que ahora, como suelen hacer, se llaman a andanas y no quieren saber nada. Ellos pasaban por allí. ¡Y un cuerno!
La consigna del PP hoy es clara: callar hasta que haya sentencia. Con la lentitud de la justicia, la cosa va para largo. Es una causa compleja que puede durar mucho. Eso justo es lo que espera. Entre la causa, el juicio y los recursos correspondientes, el PP puede alargar la cuestión, como ha hecho UDC con en el caso Pallerolls, muchos años hasta que haya una sentencia firme.
Son además unos cobardes. Quieren hacernos creer que su partido no tenía nada que ver, y que el único mangante era el tesorero. Ellos, también los que le defendieron, no sabían nada. El pobre PP ha tenido mala suerte. En Baleares su máximo exponente, Jaume Matas, en Valencia con Camps (ambos ejemplos de gobierno, según el propio Rajoy) y ahora con Bárcenas. Sólo eso, mala suerte.
Mientras, de Guindos insiste en que se perseguirá el fraude fiscal, Montoro incide en la necesidad de sacar la lista de los que tienen cuentas en Suiza, sin declarar, y Rajoy comanda a sus muchachos y muchachas para que sigan recortando, sigan apretando el cinturón a los ciudadanos, sigan cargándose el Estado del Bienestar. Eso sí, por el bien de su “Ejjpaña”.
Y pretenden que hablemos de presunción. Pues no. Lo siento mucho. Los delincuentes lo son aunque no hayan sido juzgados. Tienen derecho a defenderse, pero que nadie pretenda que no llame delincuente a Urdangarín, a Fabra, o a Bárcenas. Y que no vengan con cuentos, Bárcenas era quien movía las fichas de esa trama de financiación ilegal que se dirigía desde Génova.
Todavía recordamos la trama Filesa del PSOE, y parece que ésta no le va a la zaga. Basta ya de esconder la realidad. La ley de transparencia de los partidos, que se está hoy tramitando en el congreso, ha de acelerarse y endurecerse ¿serán capaces?, lo dudo. Mientras que el ejemplo que nos viene desde quien gobierna sea éste, los ciudadanos tienen todo el derecho a defenderse y a desconfiar de los gobernantes. No es posible que todos los días se produzcan desahucios, recortes en el Estado del Bienestar, afrentas de todo tipo a los ciudadanos y, mientras, desde el púlpito del poder, traten de darnos lecciones de ética y nos sigan tomando el pelo, nos hablen de que lo hacen “por nuestro bien” y ellos sigan actuando desde una burbuja donde la realidad social no se percibe, o peor, se la ignora conscientemente.
El PP ha demostrado su ineficacia como gobierno, su ilegitimidad al gobernar en contra de su propio programa electoral, y ahora además empezamos a constatar su financiación ilegal. ¿Qué más tienen que hacer para cabrear al personal? El cóctel de esta política pepera no puede ser más explosivo. Todo lo que tocan es para beneficiar a su gente o para perjudicar a los ciudadanos. Están tensando la cuerda demasiado creyendo que es irrompible, pero todos tenemos un límite. Y claro, resulta que los malos son los que se manifiestan, los que se quejan, los que pretenden que no sigan gobernándonos con canalladas. Ellos, impolutos, son unos incomprendidos, con una moralidad intachable, incluido el tal Bárcenas.
El hedor que llega desde Génova es, simplemente, una ilusión olfativa.
Salud y República