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La población de Barcino intra-muros Morera Llauradó da para Tarraco en el siglo I una población de 40.000 habitantes para una extensión de 30 hectáreas dentro de las murallas (Morera, 1985). Cesaraugusta con 50 hectáreas se considera con 20 000 habitantes por Blázquez. De nuevo Blázquez estima que en Emérita Augusta con una extensión de unas 80 hectáreas recibía unos 35 000 m3 de agua - o sea lo suficiente para 35 000 personas (Blázquez, 1998-2000). En resumen: Hectáreas intra-muros - Habitantes estimados – Hab. por Ha (estimaciones en los Siglos I y II) Tarraco 30 40.000 1.330 Ceasaraugusta 50 20.000 250 Emerita Augusta 80 35.000 437 Barcino 10 ¿2.000? ¿200?
Parece deducirse que la población de Barcino debiera haber sido sensiblemente más alta en esta época. Antes de las crisis reiteradas de los siglos III al IX, no se conoce ninguna razón diferencial que justifique una muy baja densidad de población en Barcino intra muros. Por lo menos, unos 300 habitantes por hectárea (intra muros), estaría más cerca de lo usual desde el siglo I hasta mediados del siglo III.
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La desaparición del suburbio noroeste de la ciudad por razones defensivas (Conde, 2011) puede coincidir con la aparente cancelación de su principal suministro de agua. Otras termas públicas suburbanas del siglo I d.C. se excavaron hace muy poco en Regomir 6,
A mediados del siglo III (+/- en el 267 d.C.) unos incursores germánicos, desbordan las defensas en el Rin, devastan Francia, el norte de Italia y España y atacan Barcino. La ciudad es saqueada como muchas otras en la Gallia e Hispania. Entre ellas Gerunda, Tarraco y Baetulo. Las termas de la plaza de Sant Miquel fueron destruidas (Udina, Garrut, 1963)24. A este episodio le siguen unos 10 años de desórdenes sociales, saqueos y destrucciones por todo el Imperio occidental. La confusión producida en Barcino se evidencia en los cambios urbanísticos tras el ataque. Se produce una enérgica reacción para mejorar las defensas de la ciudad (Ravotto, 2014). Al poco, esta crisis conduce también a las drásticas reformas de Diocleciano para la defensa del Imperio. La mejora de la muralla exterior de la ciudad y la construcción de sus numerosas y robustas torres en opus cuadratum se plantea como una necesidad excepcional, sacrificándose para la cimentación o relleno de las torres y los lienzos reforzados y re-elevados, una gran cantidad de esculturas, lápidas y piedras diversas de las necrópolis de Barcino. Como en muchas otras ciudades, también se arrasa en el exterior del recinto amurallado, a toda construcción que pudiera obstaculizar la defensa. Los suburbios más inmediatos a la muralla desaparecen a fines del siglo III (Belmonte, 2008; Busquets, Pastor, 2005; Busquets et al. 2009; Triay, 2012). Las excavaciones en curso (en el 2015) al pie de la muralla al sudeste de la ciudad lo confirman (en la calle Sostinent Navarro). Todos los datos arqueológicos indican que este punto de inflexión ocurre a fines del siglo III y durante el siglo IV. 24 Se ha propuesto que la construcción de la primera iglesia de Sant Miquel, en la plaza del mismo nombre, sobre las ruinas de las termas del siglo I, ocurre durante el reinado de Teodosio I a finales del siglo IV (Román Punzón, 2007: 169-195). Eran aquellas termas construidas por Lucio Minicii entonces ya abandonadas tras las destrucciones de fines del siglo III.
La evidencia, arqueológica y documental, es que la ciudad se recupera finalmente y sigue usando los modos romanos en cuanto al considerable consumo de agua (no solo las termas, también la tintorería, y la fábrica de salazones y de garum cercanas) lo que confirma de nuevo que algún acueducto siguió funcionando (Beltrán de Heredia, Rodà de Llanza, Ripoll, et al., 2001). Como se ha citado, si se analiza la figura III-3 puede verse que los gruesos sillares del opus cuadratum de la torre de la muralla tardo-antigua obstruyen el paso de agua por la parte superior del acueducto de la derecha (de poniente)25. Se ha deducido anteriormente que durante el refuerzo de las murallas y la construcción de la torre, a consecuencia del desastre de fines del siglo III, el acueducto de poniente o de Collserola era inservible o innecesario. En cambio, la misma figura III-3 indica que el acueducto de del levante o del Besos sí podía seguir en funciones. En el siglo IV, Barcelona25 Véase por encima de la pequeña capilla medieval sobre el pilar empotrado en la torre del acueducto de poniente (a la derecha en la figura).Se percibe como la ciudad importante que será en la Antigüedad Tardía (Beltrán de Heredia, Rodà de Llanza, Ripoll, et al., 2001: 100). Se inicia la construcción del nuevo conjunto episcopal de Barcino a principios del siglo V. Como en otras ciudades de la época el conjunto episcopal se convertirá en el centro de la vida de la ciudad, sustituyendo al forum.
Una posible motivación para derribar los vulnerables arcos de los acueductos. Es por tanto muy razonable buscar en estos episodios el fin del último de los acueductos romanos de Barcino. Miró y Orengo coinciden en situar alrededor del siglo IX y X la destrucción de este último acueducto romano ( 2010). Destruidas las arcadas del acueducto superviviente, es el conde Miró (947-966) el que reorganiza y reconstruye la acequia que acercaba el agua desde Montcada - el Rec Comptal - recuperando en el Pla de Barcelona los restos, a nivel del suelo, de la canalización procedente del Besós.
Poco más tarde, en el año 985, Almanzor conquista Barcelona, la arrasa y la quema. Arden los archivos documentales, mata o se lleva gran parte de la población como esclavos y asola durante meses la comarca destruyendo todo a su paso. Si algo quedaba del sistema de los acueductos es fácil que fuera de nuevo arrasado. Cuando ha pasado el huracán de Almanzor, Barcelona empieza a renacer en el año 1000, con una nueva población. A no dudar durante los siglos IX y X ya no había posibilidades de reconstruir y asegurar el mantenimiento de los acueductos. Su funcionamiento dejaba de ser de ser fiable y tampoco era ya de interés. El baño público, y por tanto las termas, han dejado de ser una necesidad personal y cívica de la población urbana. Las cisternas y pozos urbanos de Barcelona (que abundan) podrían asegurar un suministro de agua suficiente y de forma segura. (Pero de muy escasa salubridad ya que los pozos se contaminaban por las fosas sépticas cercanas) Sabemos además que desde el siglo VII y hasta el siglo X, sea por las epidemias, la pobreza o la inseguridad, la población urbana en todo el Imperio occidental se reduce brutalmente y con ello el consumo de agua. Tras el año 1000, pese a la mejora económica y la nueva seguridad, restaurar muchos arcos del acueducto, solo para mantener el suministro del agua unos metros más alto, para así tener agua corriente a la altura de las calles de la antigua Barcino no tenía ya sentido. Dentro de la superficie amurallada del Mons Taber, el suelo ha subido un par de metros y quedaba más alto que los canales del acueducto. Se hubiera tenido que reconstruir, elevando todo el sistema, desde la captación en el Besós. Con ello la parte menos vulnerable del antiguo sistema de abastecimiento a Barcino, los canales y acequias procedentes del Besós en la superficie de los terrenos cercanos a la ciudad, se transforman y amplían Y se dedican a nuevos usos. Serán en la Edad Media unas canalizaciones destinadas al regadío y a mover molinos, todo ello situado a menor altura. Y a alimentar el nuevo arrabal de la Ribera, casi a nivel del Mar, muy populoso, muy rico e industrializado. Estos serían, como es sabido, los empleos del Rec Comptal que según la tradición había restaurado el conde Miró a mediados del siglo X. El Merdançar se desvía hacia el norte. Con ambas medidas los alrededores al este de la ciudad, dejaron de quedar empantanados por el agua que se vertía libremente. La ciudad puede entonces expandirse rápidamente. El nuevo Arrabal del Mar está a muy escasa altura sobre el nivel del mar. Duran Sampere (1972) señala un documento del año 1017 que nostálgicamente evoca que “por aquellos arcos, viejos ya y en tan mal estado, había corrido el agua”.
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©Luis Conde Moragues. Todos los derechos reservados.Barcelona, B-6416-09; B-3449-14Depósito legal: B 11865-2015ISBN: 978-84-943862-1-3
Permiso del autor, palabras textuales:Luis Conde Moragues.Yo no tengo un interés económico sobre mis trabajos arqueológicos e históricos . Solo busco que mis hipótesis sobre nuestra ciudad lleven a acciones de las instituciones responsables. Adoro a esta ciudad. Puedes copiar y dar difusión a mis teorías. Más aún si puedes darles más audiencia.El problema es que si bien yo he recibido mucho soporte, y creo que la evidencia es muy fuerte, esta es poco tangible.Pero la silueta de la elipse esta allá desde hace 1700 años. Y probablemente estará muchos años más pidiendo una explicación.
Lo mejor es que las ideas (que critico) que se publican sobre la Barcelona romana no son creíbles ni se pueden soportar científicamente. Pero Barcino es un gran negocio para muchos profesionales. Para estos, tu amigo es en realidad un estorbo, o peor aún un aficionado.